Anika entre libros

la loba blanca

Ficha realizada por: Gemma Nieto
la loba blanca

Título: la loba blanca
Título Original: (la louve blanche, 2008)
Autor: Theresa Révay
Editorial: Plaza & Janés


Copyright: © Theresa Révay 2008
Traducción de Francesc Reyes Camps, 2011
1ª Edición, Enero 2011 ISBN: 9788401383717
Etiquetas: 2ª gm 2ª guerra mundial historia de rusia histórica ii guerra mundial revolución rusa

Argumento:


Xenia Osolin, de familia aristocrática, se ve obligada a huir de Rusia por la Revolución Bolchevique de 1917 cuando tan solo era una niña. Tras conocer las penalidades de una guerra e intentar comenzar de nuevo en el París de los años 20, volverá a vivir el terror de una contienda cuando sea alcanzada por la II Guerra Mundial.
 
En medio de las penalidades, del desaliento y del horror que la rodea, Xenia tendrá que ser fuerte y sacar adelante a su familia al tiempo que sobrevive. Una pesada carga que, sin embargo, no es incompatible con el amor y la felicidad.

Opinión:


"La loba blanca" comienza de forma pausada, serena, para conseguir que el lector comprenda la historia; pero también para que la autora tenga tiempo de perfilar a los personajes como conviene a una obra de este estilo en la que la impronta que los sucesos dejan en sus vidas es muy importante para el desarrollo de la historia. De cualquier forma, se trata de un principio sosegado que la novela pide y el lector agradece; y de unos personajes bien perfilados con personalidades muy definidas.
 
La narración goza de una elevada calidad, fluyendo al ritmo de la Historia, con mayúsculas, porque la novela inserta con clara habilidad la ficción dentro de la Revolución Bolcheviche de 1917, en Rusia, y la II Guerra Mundial. Por eso puede decirse que es una novela histórica en la que nos encontraremos personajes “terciarios” que han existido: Lenin, Goering, Hitler, Goebbels,… y que ayudan a dar forma, de una manera muy natural, para que la autora, al tiempo que cuenta la vida de una mujer marcada, nos ofrezca una magistral lección de historia moderna.
 
Así mismo, "La loba blanca", cuenta con frases inolvidables que harán las delicias de muchos lectores que gusten de pararse a releerlas: “En sus hombros encorvados que luchaban contra el viento se adivinaba su cólera” (pág. 20); “Se emborrachaban con palabras bonitas, como si tratara de vodka” (pág. 20); “A sus quince años, Xenia ya se sentía vieja, convencida de que la realidad de los hombres no era la misma que la de las mujeres” (pág. 60); “los ahorros se habían fundido como la nieve al sol” (pág. 84); “lo único que ya no se maquillaba era el deseo” (pág. 111); “para sobrevivir se había creado un caparazón que poco a poco se había convertido en una cárcel (pág. 157)… y muchas más que, insertas en el relato constituyen maravillosas metáforas y ofrecen un claro ejemplo de la sensibilidad con la que está escrita esta novela.
 
Es cierto que a veces el relato se ralentiza en demasía por frases como estas y que, en algunas ocasiones habría convenido que la autora las eliminara, pero también es cierto que el lector se lo perdona con creces gracias a la credibilidad de su narración.
 
La historia discurre mansa y tranquila, a pesar de los grandes acontecimientos que narra porque a la autora le interesa más lo que las guerras provocan en las almas humanas que contienda en sí misma. Por eso es necesario alcanzar en la narración un tono cercano a la languidez. Y, sí, hay fuerza en las acciones de la protagonista, en sus decisiones, pero el hecho de que todo fluya de manera sencilla hace que hasta los momentos más intensos de la novela podamos disfrutarlos con calma.
 
Sus descripciones no dejan lugar a dudas de la visualidad de su prosa. Un ejemplo lo encontramos cuando describe Berlín antes de la II Guerra Mundial en la pág. 182: “No era lugar para tímidos, sino una ciudad que le lanzaba a uno el guante a la cara, como un desafío”.
 
En las primeras doscientas páginas hay detalles que me recuerdan a Lo que el viento se llevó, de la escritora norteamericana Margaret Mitchell; Xenia, la protagonista, es valiente y luchadora, con ímpetu, fuerza y coraje, muy parecida a Scarlett O’Hara; Nina, su madre, me trae a la cabeza a su prima Melitta; su tío Sasha, un soñador que vive en un mundo de honor que se ha perdido, me recuerda a Ashley, el marido de Melitta; la forma en que Xenia tiene de tratar a sus hermanos, con dureza, preparándoles para una vida dura, es muy similar a cómo Scarlett O’Hara trata a las suyas cuando lo han perdido todo y la vida es demasiado difícil; incluso podemos encontrar ciertas similitudes con la criada negra de Lo que el viento se llevó y la Niania rusa que ofrece su vida por amor a otra familia que no es la suya.
 
Si tuviera que encontrar algunas fisuras en este relato tan bien trazado, me quejaría de falta de diálogos; hay diálogos, por supuesto, pero me habría gustado encontrar más y conocer también a los personajes por su propia boca y no siempre a través de la autora. Además, en ocasiones esos mismos personajes se ahogan dentro de la propia narración por el exceso de metáforas o descripciones y se necesita ese aire fresco que supone un buen diálogo.
 
Por otra parte, desconozco si en el original francés, el título La louve blanche posee las mimas connotaciones eufemísticas que puede tener en el lenguaje español. Quizá los galos primen la visión de la loba como un ser que se preocupa de sus hijos y de su familia; como así es en la naturaleza. Pero en España, la palabra “loba”, referida a una mujer, trae a la mente cierto vínculo peyorativo. Quizá habría sido preferible cambiar un título que, acertado en un determinado idioma, puede no serlo tanto en otro.
 
Y, para terminar, el final del libro es demasiado rápido para una obra que se deleita en los pequeños momentos. Demasiado abrupto y precipitado para el ritmo calmado de las 500 páginas que le preceden. Es bueno, no digo que sea malo, pero el lector quiere saber y vivir el final de la historia y, de alguna forma, la autora lo escamotea.
 
Por su parte, la editorial ha publicado un volumen con unos interiores cuidados y una maquetación perfecta. El libro se presenta en tapa dura con sobrecubierta.
 
Si tuviera que resumir en una sola palabra lo que me ha sugerido "La loba blanca", diría que es, simplemente, deliciosa.

Gemma Nieto

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