la lista negra. nuevos culpables del policial español
Título: la lista negra. nuevos culpables del policial español
Título Original: (la lista negra. nuevos culpables del policial español, 2009)
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Editorial:
Salto de Página
Copyright: Edición y prólogo de Àlex Martín Escribà y Javier Sánchez Zapatero
1ª edición: febrero de 2009
ISBN: 978-84-936354-3-5
Etiquetas:
género negro
policiaco
Argumento:
La lista negra. Nuevos culpables del policial español
recoge dieciocho relatos inéditos firmados (a veces a dúo) por veinte representantes
de la literatura negra española actual. Se trata por tanto de una amplia muestra
- que intenta ser además lo más rica, variopinta y heterogénea posible - de lo que
se hace hoy en día dentro de este género.
Como bien señalan Alex Martín Escribà y Javier Sánchez Zapatero en el prólogo,
La lista negra. Nuevos culpables del policial español
nace con la intención de ofrecer un panorama de las nuevas tendencias del género.
Es, pues, una recopilación de cuentos inéditos donde el lector encontrará no sólo
nuevas miradas sobre el policial español sino también una lista de autores que irrumpen
cada vez con más fuerza en la narrativa negro-criminal. Citados ya los clásicos
españoles, se ha tener en cuenta que detrás de ellos emerge un nuevo grupo dentro
del género. La aportación de estos veinte escritores (*) lleva a confirmar sin lugar
a dudas la existencia de un nuevo grupo de narradores negros y, por extensión, que
España empieza a ser, literariamente hablando, un país con cierta tradición criminal.”
ÀLEX MARTÍN ESCRIBÀ y JAVIER SÁNCHEZ ZAPATERO
dirigen el Congreso de Novela y Cine Negro que desde 2005 se celebra anualmente
en la Universidad de Salamanca, y han editado las obras
Manuscrito criminal. Reflexiones sobre novela
y cine negro, Informe confidencial.
La figura del detective en el género negro y Palabras que matan.
Asesinos y violencia en la ficción criminal.
* Los veinte autores reunidos en la presente edición son:
Domingo Villar,
Pedro De Paz,
Antonio Jiménez Barca,
Ricardo Bosque,
Carlos M. Ortega Vilas,
Luis Gutiérrez Maluenda,
Nacho Faerna,
Óscar Urra,
Juan Aparicio Belmonte,
José Luis Correa,
Javier Puebla,
Laura Malasaña,
Luis García Jambrina,
Empar Fernández,
Pablo Bonell Goytisolo,
Juan Ramón Biedma,
Carles Quílez,
José Ángel Mañas,
Antonio Domínguez Leiva,
y
Joaquín Guerrero-Casasola; dignos herederos todos de aquel grupo
de autores de novela negra como fueron
Vázquez Montalbán o
Francisco González Ledesma o
Juan Madrid surgidos durante
la Transición española. Autores excelentes que abrieron y exploraron caminos innovadores,
valientes y arriesgados dentro del género y que han ido convirtiéndose con el tiempo
en auténticos precursores de esta nueva generación de escritores de novela negra
de calidad, Ninguno de ellos deja de valorar y apreciar las aportaciones de estos
“clásicos”, pero esto no quiere decir que no ensayen enfoques novedosos, modernos
y diferentes dentro del género, ni olviden la exigencia de ser críticos con la sociedad
que les ha tocado vivir.
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español
Opinión:
Esta enorme variedad de enfoques, temáticas y estilos dificulta bastante a la hora
de realizar un tipo de clasificación que sirva para poder englobarlos pero por otro
lado evita lo previsible o lo tópico.
De todos modos, sí que existen unos relatos que se me antojan bastante más reflexivos
o psicológicos que otros, como sucede por ejemplo con “Tinto”
de Carlos M. Ortega Vilas, un texto espléndido en el que se intenta
explicar buceando en la infancia del personaje los motivos para matar de un asesino
en serie, o en el más poético “Resumen” de Óscar Urra
, una suerte de investigación personal o íntima narrada desde el interior del protagonista,
o también en “Jugando con la muerte y la desgracia ajena”
de Javier Puebla en el que se narra la relación de atracción-repulsión
que provoca una prostituta en un periodista que ejerce también de quiromántico;
la crónica obsesiva y desesperada de un
amor imposible, sin olvidar tampoco
una de las que considero mejores de este tipo, Remover el pasado
de Ricardo Bosque, una curiosa intriga en torno a unos cadáveres
descubiertos en la casa del protagonista. La tarea que emprende el protagonista
por esclarecer el porqué de esas muertes le desvelará algo inesperado de su propio
pasado. Bosque sabe contar una historia desde el interior del personaje pero también
conoce bien de qué modo hacer que la investigación que éste realiza no pierda pulso
ni interés.
Hay otros sin embargo que se nos ofrecen salvajemente policíacos, mucho menos introspectivos
y más enfocados a la acción, los tiros a bocajarro, la agresividad y la violencia
como “Los perros hablan poco” de Joaquín Guerrero-Casarola,
planteada como un film tipo “Amores Perros”, o “Del amor,
al infierno” de Carlos Quílez, que además está
contada con la inmediatez y capacidad de síntesis de una crónica de sucesos; un
texto que mezcla periodismo y ficción a partes iguales con muy buenos resultados.
Por generalizar un poco más podríamos hablar de un primer grupo en el que estarían
incluidos los que intentan hacer un tipo de novela negra “made in Spain”,
con denominación de origen, es decir con
personajes españoles y ambientadas en
ciudades de nuestro país tal y como sucede en Villancico
de Antonio Jiménez Barca, una de Clint Eastwood a la española,
o Los fantasmas del Windsor de Nacho Faerna,
dos intensas y emocionantes historias -la primera bronca y áspera pero no exenta
de ternura y la segunda un poco más divertida y muy ágil- acaecidas ambas en el
Madrid actual. Barcelona es la ciudad elegida sin embargo por Empar Fernández
y Pablo Bonell Goytisolo como escenario de La
vida antes de la muerte, excelente relato cuyo eje central de
la trama gira en torno a un trágico suceso en el que están implicadas dos prostitutas,
una española y otra de los Países del Este que ha venido a España engañada.
Luis García Jambrina en cambio elige una pequeña localidad para contarnos
una hermosa historia que une memoria histórica y venganza en Una fosa poco
común, sin olvidar tampoco Las Palmas de Gran Canaria que es en
donde se desarrolla la acción de La maestra de cocina
de José Luis Correa, un cuento que incluye un bonito y simpático
guiño hitchcockiano.
Por otro lado, podríamos hablar además de un segundo grupo en el cual englobaríamos
a aquellos autores que prefieren un tipo de narración más cercana a la norteamericana,
más pulp, por ejemplo la tarantiniana y emocionante
Mala suerte de
Pedro Paz o ese salvaje
y divertidísimo homenaje que Luis Gutiérrez Malenda dedica
al mundo de Mike Spillane, el autor de Mike Hammer en Harlem.
Quizá los más curiosos sean aquellos que han decidido tirar por el surrealismo puro
y duro o por la mixtura de géneros. Así,
José Ángel Mañas y
Antonio Domínguez Leiva se toman su especial revancha en la divertida,
absurda y caótica “La muerte de un crítico”. Por otro
lado, Laura Malasaña prefiere la auto-parodia del género homenajeado
en Oh Winnie Kansas, ¿No harías tú lo mismo?, en una narración
histérica y confusa que me evoca de inmediato los mundos bastados de Almodóvar esbozados
con mejor o peor fortuna en films como “Perdona bonita, pero Lucas me quería
a mí” o “Más que amor, frenesí”. Dos malditas extravagancias.
Dentro de los han preferido arriesgar mezclando géneros podríamos a citar a
Juan Ramón Biedma (Además de Reinfeld), a
Domingo Villar (Las hojas secas) y a
Juan Aparicio Belmonte (Temor de hijo).
Con este último, Aparicio Belmonte intenta introducirse un poco en el mundo de las
obsesiones morbosas de
Poe consiguiendo un texto más cercano
al fantástico o al terror que el género negro, mientras que en el de Domingo Villar
nos encontramos con la crónica de un angustia, que dura varios años, provocada por
un asesinato del que el protagonista es testigo pero no se atreve a denunciar.
Por último, en el sorprendente y original relato de Biedma se utiliza
como excusa a uno de los
personajes más carismáticos o recordados
de “Drácula” (Reinfeld)
para explicar el extraño síndrome que padece una siniestra chica aficionada a andar
por la cuerda floja; para mi gusto, el relato más alucinante y genial de todos los
incluidos en el libro y que incluso me ha empujado a buscar otros libros de este
autor para seguir leyendo más cosas de él.
“La
lista negra” me ha parecido un libro magnífico de principio
a fin. Me lo leí casi completo en las tres horas y media largas que dura el recorrido
del autobús que hace la ruta Cádiz-Málaga y los dos o tres relatos que me quedaban
por leer me los leí en el trayecto de vuelta. Cada una de las narraciones que aparecen
en la antología no sólo me parecieron muy amenas y entretenidas, sino también muy
diferentes unas de otras, y, lo que es más importante, con personalidad propia.
Joseph B Macgregor
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