La gran trampa

Opinión:

Lacalle nos ofrece un exhaustivo ensayo sobre el origen y causas de las crisis financieras que periódicamente se asoman desgraciadamente. Un análisis crítico con los enfoques y medidas que se despliegan por las autoridades económicas, inspirados por un conjunto de principios e ideas preestablecidas que asumen como una fatalidad inevitable esa realidad recurrente de las burbujas económicas y sus fatales consecuencias recurrentes.

La inflación, la inyección de liquidez en los mercados, los tipos de interés, las economías hiper-financiarizadas, el papel del dólar y el euro, la abundancia del dinero barato, el papel de la deuda, los equilibrios geoestratégicos de las grandes potencias con el escenario de fondo de la economía, las especulaciones de las materias primas, la propensión al riesgo, los fracasos predictivos de los expertos y las instituciones, el bitcoin o el oro, forman parte, entre otras cuestiones, del preciso diagnóstico que recorre las páginas de este libro.

Como señala el propio autor, esta obra no es un alegato contra los bancos centrales y su existencia, pero sostiene que es necesario advertir de los riesgos asociados a menospreciar las burbujas especulativas y el daño social que provocan las políticas monetarias y económicas que forman parte de un amplio consenso global. Y para eso, considera este ensayista, es necesario poner en evidencia los incentivos perversos que provocan esos daños y corregir la peligrosa permisividad existente con estos, impulsando una política monetaria que estimule la renta disponible y eliminar los déficits improductivos.

Lacalle advierte que si no se adoptan medidas sensatas a tiempo, estamos a las puertas de una enorme burbuja que puede representar una tormenta económica perfecta, con débiles instrumentos disponibles para evitar su impacto y con una pérdida de fe en el sistema que puede representar unos daños incalculables.

Y por eso defiende lo que denomina el sound money (dinero sólido), una moneda potente y un banco central creíble que garantice la seguridad y el bienestar de los ciudadanos, sin recurrir a la inflación como un atajo para sortear las complejas coyunturas, aplicando políticas de oferta, bajando los impuestos, reduciendo la burocracia para facilitar el crecimiento y creación de empresas y dejando que las familias ahorren o consuman de acuerdo con sus preferencias personales.

Se podrá estar más o menos de acuerdo con las tesis del autor, de acuerdo con las convicciones que cada uno pueda tener, pero es evidente que el autor acierta al poner el dedo en la llaga de poner en evidencia un sistema que no acaba de funcionar adecuadamente, que sufre de crisis periódicas con efectos demoledores en millones de personas, con importantes desequilibrios y la sensación de herramientas tan coyunturales como precarias, en una tendencia tan escasamente segura como prudente. Él lo llama la Gran Trampa, un estado de opinión y una estrategia dominante que parece sugerir dudas importantes tanto en su verdadera eficacia como en su perspectiva.

Jorge Riet