La especie desbocada

Opinión:

Si se han preguntado en alguna ocasión qué es lo que nos lleva a innovar, por qué los humanos no nos conformamos con lo que tenemos, sino que nos lanzamos a la creación y cambio de lo que nos rodea, este es su libro. Una explicación amena y bien narrada del origen de la creatividad, y la necesidad que tenemos de ella. Con multitud de ejemplos que cubren desde la física teórica a la escultura, Anthony Brandt y David Eagleman indagan en los secretos de nuestro cerebro para ser tan inconformista.

Se establecerán hipótesis que pretenden ofrecer cuál es el origen de la creatividad, y nuestra necesidad de crear. Todo está explicado con profusión de imágenes, lo que hace más fácil la comprensión. Son muy buenos creando analogías y ejemplos, de manera que quien compra este libro no puede tener miedo alguno a no entender algo. Se han esmerado en que cada aportación de su ensayo resulte perfectamente comprensible. Se detienen sobre todo en la exploración del impulso creador, la causa que nos mueve a permanecer insatisfechos, incluso si la idea sobre la que trabajamos ya parece suficientemente perfecta. Aunque algo haya llegado a obtener un grado de perfección notable, simplemente nos apetece verlo de otra forma. Ahí entraría la creatividad de los diseños alternativos para un mismo producto, por ejemplo.

Los autores establecen tres conceptos generales, básicos, que sirven para sostener el viaje de la creatividad: mezclar, doblar y romper. Esas operaciones básicas son la fórmula base del pensamiento creativo. El artista, diseñador o científico mezcla cuando usa varias fuentes anteriores para crear algo nuevo, o rompe las reglas para encontrar un camino diferente, quizá simplemente dobla lo que ya existe para ver hasta dónde puede llegar.

Hay una sección dirigida al fomento de la creatividad en la escuela, que puede interesar mucho a los profesores en activo. Ofrece un buen número de pistas para crear aulas en las que la creatividad tenga un papel preponderante, y no se limite al trasvase de contenidos e información. Me han interesado mucho también las afirmaciones en torno a cómo la ciencia necesita del arte y viceversa, en un concepto humanístico e interconectado del hecho creativo.

Anthony Brandt es compositor, y David Eagleman neurocientífico. Siendo estos sus campos, se esperará que la mayor parte de los ejemplos que nos pongan para explicar el impuso de la creatividad vengan de la música o la ciencia, aunque también hay muchos de pintura y literatura. La neurobiología aparece mucho, sobre todo para explicarnos que todo lo que hacemos está movido por un interés de nuestro cerebro por funcionar de la manera óptima usando la mínima energía posible. Somos grandes ahorradores de energía, de modo que el funcionamiento del cerebro, también en la creatividad, intenta encontrar el mayor número de atajos posible.

Una propuesta óptima y un viaje fascinante por la innovación para quienes disfrutan entendiendo mejor por qué somos como somos, y actuamos como lo hacemos.

Rafael Ruiz Pleguezuelos