La enfermedad de Zoroku

Opinión:

La verdad es que decir que los relatos de Hideshi Hino tienen en común el horror es una obviedad para quien conozca medianamente su obra, la cuestión es que en este volumen hay diferencias. Es habitual ver en sus dibujos personajes con pupas supurantes, gusanos o mutilaciones, pero en este caso hay historias que las diferencias, aunque al final salga algo macabro.

En "La extraña enfermedad de Zoroku" vemos algo común a otras de sus historias: un personaje (en algún momento fue niño pero aquí ya es algo mayor) de carácter extraño que termina lleno de supuraciones, y aunque se distinguen por expulsar fluidos coloridos como del arcoíris, lo cierto es que sigue siendo de esos que cada vez se va volviendo más monstruoso el personaje al tiempo que la gente le rechaza hasta el punto de tener a parte de su familia en contra. Como no puede ser de otra forma, tenemos a un personaje realmente preocupado por él: su madre, que solo ve en él a un pobre niño enfermo y marginado. Este relato se caracteriza por ser de los típicos de Hino: pupas, deformaciones, pus, marginación, peste… aislamiento y dolor en un personaje que no entiende por qué lo tratan así, algo que hemos visto y seguiremos viendo en sus relatos porque ellos no son realmente conscientes de su "culpa" (culpa que por otro lado no tiene que ver con una elección, generalmente son enfermedades y puesto que se trata de terror fantástico Hino inventa lo que le da la gana, teniendo libertad absoluta para crear sin que le corten las alas de la imaginación). Este relato, por cierto, fue con el que debutó profesionalmente en 1970 y ahí ya nos mostraba mucho de lo que vendría después: su esencia que, para muchos, serían imágenes de pesadilla.

En "Bajo el agua" también tenemos a un niño que una vez fue normal y que a partir de un accidente acaba mutilado, un ser pequeño que se arrastra y que por algún motivo Hideshi Hino reconvierte en un monstruo de aspecto terrible. Un niño que no sale de casa y cuya única pasión es observar a los peces de su pecera (por lo demás, le queda la ventana para mirar a la calle). En este caso tenemos a una madre joven y amorosa, no hay padre, pero cuidado, el autor aquí acaba haciendo que mamá, en su búsqueda de trabajo para ganar más dinero, cambie radicalmente su forma de ser, por lo que el pequeño mutilado y monstruoso sufrirá más. El final es inesperado (y me recuerda bastante a un relato que publiqué yo hace años; nada que ver en cuanto a temática pero sí con un final casi cien por cien similar). Eso me ha hecho gracia, aunque lo cierto es que da pena.

En "El ratón recién nacido" tenemos una novedad: una mascota que acaba convirtiéndose en un peligro impensable y que termina sometiendo a toda una familia. Me ha gustado mucho porque se sale del planteamiento habitual del niño tullido o enfermo. A veces, leyendo estos relatos (todos) tengo la impresión de que Hino oculta bajo sus historias críticas sociales, y no extrañaría nada porque de todos puedes sacar algo. De aquí podríamos hablar de la sumisión al miedo, pero de "La extraña enfermedad de Zoroku" podríamos hacer hasta un símil con "La metamorfosis" de Kafka.

Finalmente en "El demonio de las mil libras" hay que entender que libras en nuestro país se traduciría por peso (kilos), y es una historia triste de guerra, supervivencia y frío, mucho frío y, sobre todo, hambre. De hecho la portada de esta nueva edición tiene más que ver con esta historia, no obstante no vamos a vivir una batalla, sino el resultado de ésta. Una familia que se queda sin adultos -a excepción de la abuela- y un niño que es gigante (tipo los deportistas de sumo). Con unas caretas perdidas de ogro y el volumen de Anku, consiguen convertirse en una banda que tiene alimentos que llevarse a la boca. Pero cuando llega el invierno y todo ha sido saqueado -no por ellos precisamente-, Anku toma una decisión definitiva para su supervivencia. Este relato también me ha gustado porque aúna coraje y solidaridad, trabajo en equipo y un final que toca la fibra.

Este volumen también se distingue por no tener todas las páginas en blanco y negro. Algunas tienen color aunque curiosamente parecen seleccionadas sin motivo aparente porque cualquiera de ellas podría servir para que se visualizara coloridamente algo concreto, y no es el caso. Igual van varias de tirón y luego sigue el blanco y negro. Sea como sea me ha gustado esa mezcla. En la web oficial de Ediciones La Cúpula podéis ver imágenes interiores, así que no os cortéis.

Por lo tanto, variedad en las historias que siguen siendo terroríficas, no aptas para estómagos sensibles, pero ideales para disfrutar del terror macabro de uno de los tipos más raros del mundo del comic: Hideshi Hino.

Anika Lillo