La casa eterna

Opinión:

"La casa eterna" es uno de los ensayos más formidables que se han escrito en muchísimos años, impresionante, extraordinario, rico, exhaustivo, analítico, de una profundidad intelectual y erudición apabullantes.

Leyendo esta monumental obra se puede adquirir un conocimiento casi perfecto de los orígenes, eclosión y posterior devenir de la revolución rusa, de las fuerzas intelectuales e ideológicas que la nutrieron y conformaron, y también de las personas en carne y hueso que la protagonizaron y/o padecieron.

Con la excusa de esa "casa eterna", la Casa del Gobierno moscovita que acogió a dirigentes e intelectuales soviéticos en sus más de quinientas viviendas, un pequeño ecosistema que reproducía un nuevo tiempo revolucionario y una maquinaria de poder ilimitado, tenemos acceso a la intimidad de un régimen llamado a cambiar el curso de la humanidad finalmente convertido en una cruel tiranía.

Es fascinante cómo trata Slezkine la influencia de las ideas en la conformación de ese régimen, su manera de describir el poso de las viejas ideas en la promesa de una realidad nueva, desde antiguas creencias milenaristas hasta una reconversión de las antiguas convicciones, de un indudable tenor religioso, en una militancia, en una causa que precisamente renegaba de ese tipo de vocaciones irracionales.

Pero esta obra no se circunscribe a la Unión Soviética ni a la revolución rusa, porque trata de la propia Europa, de sus creaciones y fracasos, de sus ideas y tensiones, de sus luchas y contradicciones, porque la nueva realidad soviética bebía en las fuentes intelectuales y geopolíticas de la vieja Europa.

Slezkine desbroza una enorme cantidad de información y fuentes para ofrecer una crónica perfecta de un trágico error, más inspirado en la fe ciega, en una religión sin más dioses que los líderes humanos, que en las ideas que anhelaban acabar un mundo atiborrado de injusticias e inmoralidad. Especialmente arrebatador es el preciso análisis del autor, de la influencia del viejo milenarismo religioso en las nuevas teorías revolucionarias, la fe en el advenimiento de un tiempo nuevo que borrara de la faz de la tierra los viejos pecados de la humanidad, la salvación de la especie humana gracias a una revolución que cambiaría la manera de ser y estar en el mundo, poco tiempo después desmentida con las miserias de una tiranía, cuya diferencia más fundamental se basaba en un relato y la emergencia de una nueva clase dominante sobrevenida.

Como escribe Yuri Slezkine, todos los milenaristas mezclan la fe y sus obras, el destino y la esperanza, la predestinación y el libre albedrío, "la marea inexorable de la Providencia y la acción humana decidida, la locomotora de la historia y el nuevo tipo de partido". Y este libro permite comprender el poder de una idea, de una visión, el poder de una fe y una causa, llevadas al extremo, encerrada en las quinientas viviendas de un edificio en Moscú. Ese edificio que materializaba una peligrosa certeza de eternidad, esa inquietante fe en una radical transformación del ser humano con las banales herramientas de la ambición, el poder, la violencia y, al final, un profundo temor a la inteligencia humana, esa que florece en la contradicción y el debate, en la reflexión y en la crítica, en la diversidad y la tolerancia. 

Un libro absolutamente impresionante. Sin duda, uno de los ensayos más brillantes y extraordinarios de los últimos años.

Jorge Riet