La bella bestia

Opinión:

La verdad es que se agradece que sea una novela y que tenga el estilo que tiene. Me explico: los testimonios duelen sobremanera, es imposible leerlos sin que en algún momento sientas pánico -por lo menos si eres empático, que es mi caso-, horror. Las novelas pueden encogerte el estómago y hacerte llorar. Y luego está "La Bella Bestia", que es como una conversación entre la anciana y el editor. Esa forma en la que la personalidad de la mujer pisotea muchas veces su propia historia -es desenfadada, crítica en ocasiones, cómica a veces, condescendiente, resabiada, y muy andaluza, incluyendo una forma de dirigirse al editor que a éste mismo sorprende y desconcierta (esto mismo puede pasarnos a nosotros provocando que la historia de su vida pierda la intensidad emocional que debería tener)-. Por eso este estilo puede ser, al mismo tiempo, un hándicap si se espera un novela con la que sufrir y llorar, porque la propia protagonista pone una distancia enorme a la hora de contar su propio sufrimiento y suelta algún que otro chascarrillo si le sale de las narices.

Hay momentos de la novela en que parece que el autor haya querido expresar a través de sus personajes -el editor Mauro Balaguer y la anciana- sus pensamientos políticos y sociales -que dicho sea de paso son tan suyos como míos, porque estoy de acuerdo con ellos al cien por cien-. La mujer habla de su preocupación por actuales nazis peligrosos y tan reales como el asesino de la masacre de Noruega, Anders Breivick. Precisamente con esta excusa ella decide contar su historia pensando que hay que recordar al mundo dónde puede volver si no se evitan ciertas ideologías nazistas hoy aún activas.

Se puede decir, pues, que parte de la novela son los comentarios o pensamientos de ambos relativos a la política y la sociedad intercalados en la conversación, y la otra parte la verdadera historia de Irma Grese, conocida no sólo como la Bella Bestia, si no también como El Ángel de la muerte (el mote masculino se lo ganó el médico nazi Josef Mengele), o la Perra de Belsen (refiriéndose al campo de concentración de Bergen-Belsen donde también hizo barbaridades).

En "La bella bestia" la anciana habla de su infancia, momento en el que conoce a Irma Grese y es violentada por primera vez utilizando la fuerza (lo que hace me lo callo, es una auténtica burrada y para conocerla hay que leer el libro). En ese mismo momento, siendo aún unas crías, la nazi ya tenía claro dónde quedaría cada una: ella arriba, con el poder, y la española abajo, como esclava dispuesta a cualquier desviación sexual que se le ocurriera, entre otras cosas.

Con la memoria de la anciana recordando cuando aún era una jovencita conoceremos qué era una piojera, y viajaremos a los tres campos de concentración donde Irma Grese hizo bestialidades: Auschwitz-Birkenau, Berge-Belsen y Ravensbrück.

En portada, una imagen real de la joven más sádica conocida hasta el momento. Además de esta foto podéis ver otras en Google. Para mí no era bella, pero una vez conoces las monstruosidades que hizo aún la ves más fea, horrible, monstruosa. Podéis imaginaros las barbaridades que se leen en "La bella bestia", pero como decía antes… hay cierta frialdad en la forma de comunicárnosla, de modo que no lloraréis con la distancia que, por otro lado, parece provocada. Eso sí, yo lloré como una niña con "África llora", otra novela del autor, y confieso que me hubiera gustado leer de nuevo algo así.

Una novela para estremecerse si eres capaz de centrarte en la historia principal y alejar rápidamente de tu mente la distancia con la que Alberto Vázquez-Figueroa hace que sus personajes te narren la vida de la mujer más terrible que ha parido la Historia. 

Anika Lillo