influencia

Opinión:

Enfrentarse a una novela de Ramsey Campbell es hacerlo a los miedos más primarios, a escalofríos que recorren la espalda sin que podamos evitarlo, nuestras pupilas se dilatan mientras nos movemos inquietos en nuestro sofá y el desasosiego se apodera de nosotros. Enfrentarse a una novela de Campbell es hacerlo al Terror con mayúsculas e “Influencia” es eso, terror en grado sumo.
 
El horror que nos propone el autor no es ficticio, es inherente al ser humano, remueve las entrañas de nuestro ser, se palpa a lo largo de una novela que ya desde el primer capítulo se lanza de lleno a la acción, porque el británico no es amigo de andarse con rodeos. Una noche lluviosa, una casa lúgubre en la que hasta la luz parece querer escapar y Queenie, un ser repulsivo, perverso, maligno, que se alimenta de los miedos ajenos, son la carta de presentación de una de las mejores novelas del escritor.

Desde ese mismo momento sentimos que algo no anda bien. La sensación de que algo abominable espera entre las sombras es enorme, se respira cierto aire a podrido como si un virus infecto se extendiera sin remedio desde los cimientos de la casa, ese virus, casi parásito, que es la vieja moribunda que ocupa la habitación del piso de arriba, el desamparo, la desazón, la atmósfera irrespirable nos asfixia cada vez más y ya no nos abandonará hasta el desenlace. Y es que no se puede negar que Ramsey Campbell es un gran arquitecto de ambientes, llevando este dominio a un punto álgido posteriormente en “Nazareth Hill” su mejor novela, un particular decorador de interiores de lo macabro y lo tenebroso que transmite todas esas emociones de forma clara y contundente, eligiendo la palabra exacta y descripciones sórdidas, causando un profundo impacto que consigue oscurecer la luz del sol en los escasos momentos que este se deja ver en el desarrollo. La costa Galesa se convierte en un lugar de pesadilla sumido en la niebla, un viaje siniestro en el que nos embarcamos de la mano de los personajes mientras, aterrados, boquean como peces fuera del agua en busca de un aire limpio que ha desaparecido totalmente.

Las influencias de Lovecraft y Hodgson son claras pero el autor de “Los Sin Nombre” las moderniza haciendo que el elemento sobrenatural que hay en “Influencia” acabe devorando el plano físico, no son los protagonistas los que se sienten atraídos por lo truculento, es El Mal el que se siente atraído por los humanos, una vuelta de tuerca que inquieta ante la imposibilidad de los personajes de poder evitar la desgracia que se cierne sobre ellos porque, cuando la intuyen, puede que sea tarde. Novelas como “La Habitación de Naomi” de Jonathan Aycliffe deben mucho a esta concepción de la malignidad atraída por los personajes.
 
Y es que en eso Campbell es un auténtico maestro, su creación de personajes roza la perfección gracias a explorar la psique humana como pocos escritores son capaces de hacerlo. Los traumas, los miedos infantiles, el terror desmedido a perder la identidad y caer presos de la locura, hacen de “Influencia” un ejercicio sobresaliente de psicología, a esto hay que unir las propias sensaciones que el autor experimentó en su infancia y adolescencia siendo ambas dignas de una novela de terror. Ramsey pone a los personajes al límite de la cordura, no tiene piedad ni siquiera con la pequeña Rowan, para la que crea un retorcido vacío existencial que contradice a cualquier filosofía, en la historia se puede decir que los protagonistas no evolucionan, es mejor aún, se transforman. Cautivos de esa influencia maléfica todos ellos van cayendo en un pozo sin fondo, los padres sacan todo el resentimiento que llevan dentro, Rowan se debate entre su ser y esa cosa abyecta que quiere desposeerla de su cuerpo y que va ganando terreno segundo a segundo, una transformación sin pausa pero sin prisa que lleva a desatar la psicosis en el momento del clímax de la narración. Clímax que está extraordinariamente bien concebido y que se toma su tiempo para ser resuelto a la vez que la angustia, tanto de personajes como del lector, ha llegado al punto de ser insoportable. En este momento, gracias a la mente retorcida del de Liverpool, no podemos aventurar si el final va a ser feliz o siniestro por lo que el golpe de efecto que nos tiene reservado funciona estupendamente, cerrando el círculo y dejando al lector la huella de haber asistido una experiencia terrorífica que perdura en el tiempo.
 
Esta novela de Campbell es un claro ejemplo de maestría a la hora de jugar con la mente del lector, de infundir terror más allá de la racionalidad, de pánico ante aquello que no percibimos, de abismos putrefactos que se abren ante nuestros ojos con seres de pesadilla listos para atraparnos con sus dedos viscosos, de que hay cosas terribles que nos persiguen y, por mucho que lo intentemos, no podemos escapar de su “Influencia”.
 
Patricia Rubiera