in vino veritas
Título: in vino veritas
Título Original: (in vino veritas, 2009)
Autor: Soren Kierkegaard
Editorial:
Alianza
Copyright:
Traducción de Demetrio Gutiérrez Rivero
Prólogo de Jorge del Palacio Martín
Etiquetas:
Argumento:
Kierkegaard - oculto bajo el seudónimo de William
Afham - reúne en un banquete a los protagonistas de tres de sus
obras más importantes: Juan el Seductor (Diario de un
seductor), Constantino Constantius (La
repetición) y Victor Eremita (Lo uno y lo
otro). Les acompañan además dos invitados anónimos: un
adolescente al que llaman "el hombre joven" y "el traficante de
modas" un tipo que viste a la última moda, coqueto y de maneras
elegantes y estudiadas, que acicala y se cuida (un metro-sexual del
siglo XIX).
Constantino, que hace las veces de anfitrión, propone a los
convidados pronunciar al final del banquete un discurso, con varias
condiciones: que cuando decidan hablar se sientan lo
suficientemente borrachos cómo para poder soltar la lengua y hablar
sin tapujos y que el tema central de sus discursos sean el amor y
las relaciones entre ambos sexos.
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Vino Veritas
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Opinión:
"
In Vino
Veritas" fue publicado en abril de 1845
formando parte de Etapas en el camino de la vida.
Estudios de diversas personas. Está formado por tres obras. La
primera de ellas, es In vino veritas,
firmada bajo el seudónimo de William Afham y en que resumidas
cuentas vendría a ser una apología de la soltería. La segunda,
Palabras sobre el matrimonio en respuesta a las
objeciones, escrita presuntamente por un autor
anónimo que glosa los beneficios de estar casado y que funciona
como respuesta a las conclusiones de la obra anterior. En la
tercera ¿Culpable? ¿No culpable? Una historia de
sufrimiento de nuevo Kierkegaard se oculta bajo un
seudónimo: Frater
Taciturnus. La obra se divide a su vez en dos partes, en la
primera a través de un diario íntimo y personal Frater Taciturnus
analiza la ruptura de un compromiso matrimonial de dos jóvenes
prometidos. En la segunda "La carta del hermano Taciturno a un
lector", Taciturnus opta por la narración epistolar para
realizar un reflexión sobre el amor desgraciado que sufren los dos
jóvenes tras el rompimiento del compromiso. Estas tres partes han
sido publicadas formando parte de un solo libro o bien en obras
individuales, cómo en el caso que nos ocupa.
En definitiva, Kierkegaard va describiendo paso
por paso a través de estas tres ensayos los tres formas de vida a
las que, en su opinión, el hombre cómo ser libre puede optar. Kierkegaard prefiere llamarlos
"estadios" y efectivamente serían tres: el estadio estético, el
ético y el religioso. El estadio estético, representado por la
figura del Don Juan representa al sujeto hedonista al que sólo le
importa vivir el presente y sin compromisos que le aten o le
impidan gozar la vida al momento. Sin embargo, los que optan por
vivir en el estadio ético se atienen a las normas, son personas
comprometidas y con un alto sentido del deber, siendo el matrimonio
el estado ideal en el que el hombre cumple su deber con la
sociedad. Por último, el estadio religioso se consigue a través de
la fe en Dios y es, según piensa Kierkegaard, el único que da
sentido real a la existencia humana.
De este modo, en la obra que nos ocupa,
In Vino
Veritas, los convidados al banquete son
todos representantes, en mayor o menor medida del estadio estético.
En sus discursos, sólo el hombre joven habla un poco sobre el amor.
Las afirmaciones del resto de invitados vienen a decir, y siempre
bajo los efectos del vino, lo bien que se está soltero, ya que no
tienen compromiso con nadie, pueden hacer lo que les apetezca, amar
a cuantas mujeres quieran y disfrutar la vida al máximo. Estando
comprometidos con una mujer o casados, se acabó para ellos la buena
vida.
De igual modo, la estética está presente tanto en el cuidado que
ponen en preparar los detalles del banquete, el fondo musical que
utilizan para amenizar la velada (El Don Juan de Mozart), la
preocupación por ir a la moda, bien vestidos, etc y el propio
planteamiento del debate: el vino estimula la mente y es capaz de
provocar un discurso libre de perjuicios. Por eso, aunque el tema
central de la discusión es el amor al final terminan hablando de
mujeres y de cómo elegir sólo a una les impide disfrutar de los
placeres de la vida. De hecho, al principio de la obra una de las
reglas que deben cumplir los convidados es no traer mujeres ya que
tal cosa no resulta compatible con el disfrute de una buena mesa y
el goce del vino. Por tanto, cabría preguntarse ¿Es
In Vino
Veritas una apología de la misoginia? O
más concretamente ¿era Kierkegaard un hombre misógino?,
cuestiones que son un poco difíciles de responder.
Kierkegaard opta, como es
habitual en él, por desarrollar su ensayo utilizando el método de
comunicación indirecta, oculto bajo el seudónimo de William Afham. De este
modo, intentaba que sus lectores no le identificaran con ninguno de
los personajes del banquete ni con las ideas que éstos exponen.
Como me sucedió con "La repetición" este aspecto me gusta
bastante ya que no tengo la impresión de estar leyendo un sesudo
ensayo filosófico sino una novela, muy entretenida además y que no
resulta para nada inaccesible sino muy fácil de entender.
Pero este sistema de exponer las cosas también tiene sus
desventajas ya que nos impide saber a ciencia exacta si la obra es
una crítica o una apología de la misoginia. Tampoco llegamos a
saber del todo con cuáles de las afirmaciones claramente machistas
de los convidados se identifica el autor. Desde mi punto de vista,
estas declaraciones pertenecen únicamente a sus personajes y no le
pertenecen en absoluto. Teóricamente, Kierkegaard no parece simpatizar
demasiado con los estetas. Digamos que representan todo lo que
detesta del ser humano, así que pienso que esas opiniones negativas
sobre la mujer no eran compartidas por el filósofo, aunque ideas
como las que señalé anteriormente sobre la prohibición de que las
mujeres asistieran a banquetes siguen presentes en la sociedad
actual, no son propias únicamente del siglo XIX. Todavía existe el
típico "Manolo" que se marcha de casa, dejando a su mujer sola,
para irse con los amigos al bar, en dónde efectivamente está mal
visto que entren mujeres.
Y es que Kierkegaard buscaba conseguir
con este método de comunicación indirecta que sus obras
fueran consideradas un ensayo teórico en el que exponer sus
teorías, sino más bien que para él eran una manera de superar sus
conflictos morales o éticos, sus dudas; como un forma de
resolverlos a través de la contraposición de ideas diferentes
aunque complementarias; como un modo de ver la luz. Sin embargo,
desde mi punto de vista, parece que Kierkegaard nunca llegó a
superar la culpabilidad que le creó su decisión de romper el
compromiso matrimonial con su novia y todo su discurso es un
intento de tranquilizar su conciencia. Nace, creo yo, como una
forma de consolarse a sí mismo, de autojustificación que no termina
de tranquilizarlo del todo y a la que llega, desde mi punto de
vista, con convicción pero sin demasiada firmeza, como una forma
más bien de autoengaño.
Encontrar una respuesta en la fe en Dios - salida por la que optó
en la vida real - es algo muy respetable y coincide con la de
muchísimos creyentes en todo el mundo. Lo que sucede es que tal y
como lo plantea Kierkegaard me parece una opción
demasiado radical.
Por otro lado, pienso que se puede disfrutar de la vida y ser a la
vez una persona respetuosa con las normas y creyente en Dios. Yo,
al menos, no comparto esa división tan estricta de la existencia
humana en tres estadios separados y absolutamente irreconciliables.
Opino más bien que pueden complementarse perfectamente.
Esto no quita que haya personas que prefieran vivir dedicados por
entero a Dios, otras que "vivan la vida loca" sin pensar en nada
más y que existan también los que se llama gente de orden que se
considera a sí misma integra y responsable, pero la mayor parte de
la masa humana es una mezcla de las tres. Al menos así es como lo
veo.
Joseph B Macgregor
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