Impostores

Opinión:

Los que han leído a Robin Cook ya saben que sus novelas suelen desarrollarse en un entorno médico. "Impostores" no es una excepción. Asistimos en directo a una operación que acabó en una auténtica carnicería, vemos lo peligroso que es tener a un paciente anestesiado mucho tiempo sin ser intervenido, lo que ocurre si se encharcan los pulmones y hay que practicar una broncoscopia o traqueotomía, cómo se usa un desfibrilador o en última instancia se intenta salvar una vida a corazón abierto... Y con qué determinación nadie quiere asumir la responsabilidad del fiasco; de forma especial el doctor responsable de esa intervención, en este caso William Mason, que llegó corriendo una hora tarde, operó y se marchó a escape para seguir con dos operaciones más que llevaba en paralelo.

En su calidad de médico, Robin Cook conoce perfectamente las "tripas" de un hospital, nos pone al corriente de las rencillas, ambiciones y envidias entre residentes, cosa  inevitable; pero también de la cuestionable ética de algunos desarrollos médicos y cómo algunos adelantos e investigaciones están en manos de grandes empresas cuya prioridad es obtener los máximos beneficios.

Como información médico-científica, incluyendo el peso que tienen laboratorios y compañías externas en ese entorno hospitalario, la novela proporciona datos muy reveladores. También queda al descubierto que para ganar tiempo y gestionar los recursos algunos cirujanos pueden operar en paralelo a determinados pacientes, por muy graves y complicadas que sean las intervenciones. En definitiva, hay cierta deshumanización. Y es evidente que cada residente o enfermero tiene su propia vida más allá del hospital, sortea problemas o estados de ánimo, guarda sus secretos... Si algo queda claro, es que cuando un enfermo entra en un quirófano no sabe en manos de quién está.

El protagonista, Noah Rothauser, es un personaje con carisma y determinación. Vive para trabajar, duerme muchas veces en el hospital, no tiene vida social ni más distracción o afición que la Medicina. No le importa doblar el turno y si no duerme en el BMH se incorpora de madrugada al trabajo... Personalmente, me ha parecido algo exagerado que un joven residente de quinto año haya dejado escapar a su pareja, harta de no verlo por el apartamento que compartían, y que viva de forma tan entregada a su trabajo cuando desde RRHH ya lo han sancionado por ello.

"Impostores", pese a estar etiquetado como "thriller" yo lo veo más como una novela de narrativa que en algún momento incorpora una trama de misterio e investigación. A mí, personalmente, y pese a valorar la información que se obtiene con la lectura, me ha costado leer un prólogo de 45 páginas que consiste en describir con todo lujo de detalles médicos esa operación fallida a Bruce Vincent. Pasado el prólogo, comienza propiamente la novela describiendo al protagonista Noah Rothauser, su obsesión, las infinitas horas que pasa en el hospital, que apenas duerme, que siempre está dispuesto a doblar un turno o cambiárselo a un colega... Como he escrito más arriba, es un personaje muy carismático pero que me ha parecido algo exagerado. Y hay que esperar hasta la página 79 para que la novela "cambie de aires" y se describa un episodio externo, un asesinato que en apariencia nada tiene que ver con el BMH.

"Impostores" es una obra intensa, pero no de lectura rápida y trepidante, ni que atrape en las primeras páginas. Sin embargo, esta no deja de ser una opinión personal que puede compartirse o no.

A los lectores que secundan la opinión de que Robin Cook es el "maestro del thriller médico", no obstante, la novela no les defraudará, en absoluto. Ya se sabe: "para gustos los colores".

Pilar López Bernués