Historia de la Comuna de París de 1871

Opinión:

Esta obra reúne dos afortunadas virtudes, es un excelente y apasionado relato de aquellos hechos que estremecieron al mundo en 1871, y, por otro, es un fiel retrato de la importancia histórica de aquellos hechos, que fueron en gran medida seminales para los siglos posteriores.

Casi en el centenario de la Revolución Francesa, las calles de Paris volvían a ser testigos de un impulso de cambio radical de una sociedad brutalmente desigual y contradictoria, en un momento de transformación profunda de su economía, política y conocimiento científico.

El autor prestó su magistral pluma para esa crónica vibrante, emocionada, comprometida y radicalmente partidaria, que nos introduce en la significación histórica de aquella reacción popular contra la miseria y la explotación de su vida y su trabajo, con una fórmula política que suponía un hito histórico, inédito, radicalmente disruptivo, que promovió la sustitución del ejército por una milicia popular, el fin de la influencia eclesiástica en los asuntos civiles, el derecho universal a la educación y derechos salariales básicos, que anticipaban gran parte de la agenda política hasta nuestros días, y una forma de democracia popular trágica y abruptamente liquidada en un baño de sangre.

Una obra que, como el propio autor escribe, se refiere a la historia de la clase obrera desde 1789 que desembocó en un momento histórico, cuya crónica resulta imprescindible porque "el tiempo apremia, las víctimas se arrastran hacia sus tumbas y la perfidia de los liberales amenaza con superar las gastadas calumnias de los monárquicos". Y añadió, "aquel que cuenta al pueblo falsos mitos revolucionarios, aquel que se divierte con historias sensacionalistas, es tan criminal como el geógrafo que osara elaborar falsos mapa para los navegantes".

No es posible entender el devenir histórico de la izquierda sin comprender este pasaje trascendental de la Historia, sin leer estas páginas que, además de fascinarnos por la tensión y trascendencia que emana en cada párrafo, nos permite comprender la extraordinaria vigencia y riesgo que comporta una sociedad que en vez de garantizar la libertad, el bienestar y la seguridad de los seres humanos, agrava su desigualdad y malestar. Hay que agradecer a Capitán Swing el acierto en publicar esta edición de la obra, además coincidente con su 150 aniversario, porque permite a los lectores asomarse a esta excitante página de la Historia.

Por eso el propio autor dedica una gran parte de su obra a relatar y analizar el final de ese inédito experimento político y social, que trasciende la mera descripción de situaciones o errores, para sugerir la frontal contradicción entre los recursos y posibilidades del viejo régimen contra esa espontánea expresión de protesta popular.

Lissagaray, que tuvo un romance con la hija de Karl Marx en su exilio londinense, vivió de primera mano aquel hito revolucionario, pero fue con la publicación de esta formidable crónica cuando consiguió una enorme popularidad.

Un personaje que fue unos de los fundadores, junto con Georges Clemenceau, de la Sociedad de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, absolutamente seminal en la conformación doctrinal contemporánea de los derechos humanos.

Un intelectual comprometido con el ser humano. Como él mismo escribió, "¿qué nos hace falta para espantar los avispones y atravesar victoriosos los rojos horizontes que se extienden ante nosotros? Atrevernos y trabajar a fondo. La audacia es el esplendor de la fe. Gracias a haberse atrevido, el pueblo de 1789 domina las cimas de la historia, y porque no tembló, la historia le reserva también un lugar al pueblo de 1870 y 1871, que supo mantener su fe hasta la muerte".

En el 150 aniversario de aquellos hechos, leyendo a Lissagaray, sólo queda disfrutar su libro, emocionarse con sus apasionantes y apasionadas letras, mientras ronda en la cabeza una simple pregunta, ¿y en este siglo XXI qué audacia hoy para los problemas de la humanidad?

Un fascinante libro, absolutamente obligatorio en cualquier biblioteca interesada en la Historia y en los problemas de la humanidad.

Jorge Riet