Grandes escándalos de la pintura

Opinión:

Esta formidable obra es una denuncia de la estupidez humana, del más grosero inmovilismo moral e intelectual, de las costumbres consideradas como vicio moral, de la perfección puesta al servicio de la denuncia o la provocación, de la ironía y el ajuste de cuentas, de lo que se muestra o sólo se insinúa, una arrebatadora exhibición del poder de provocación y disidencia del arte.

Religión, política, sexo, esclavitud, moral, nada se escapa en esta recopilación espléndidamente presentada. Un lujo para la inteligencia y los sentidos, que permite contextualizar obras conocidas por el gran público, pero ignoradas en su dimensión polemista en el contexto en el que fueron creadas y exhibidas por primera vez.

Con artistas de la talla de Masaccio, Holbein, Tiziano, Miguel Ángel, Tintoretto, Caravaggio, Artemisia de Gentileschi, Velázquez, Goya, Toulouse Lautrec, Gauguin, Duchamp o Malévich, entre muchos otros, presentados con sus obras más audaces y polémicas, que Denizeau nos ofrece para un apasionante redescubrimiento, con una cuidada prosa descriptiva, en la que combina el origen de la creación artística, su contexto, la polémica que provocó y su ubicación en la historia del arte.

En un lujo de edición, el deseo, la impudicia, la denuncia, el anatema, la heterodoxia, la reinterpretación, el abismo de la provocación, la realidad más incómoda, nada escapa a esa sucesión de obras maestras, radicalmente vigentes en nuestro tiempo, por su extraordinaria belleza o por el inmenso poder de su arte creativo, a pesar de las decenas, a veces siglos, de años de miradas que se han posado sobre su pintura.

Como señala el autor, hasta la Primera Guerra Mundial el escándalo pictórico era fácil de identificar por el impacto que provoca en el público y la reacción de la crítica, después, el autor señala la creación de Dada como un punto de inflexión, muta la función del escándalo en el arte, sometido a una nueva ley implacable, la ley de la oferta y la demanda que somete al arte a la lógica de su comercialización, que hace de la polémica un reclamo comercial más que una denuncia o una radical propuesta de cambio moral o social, a pesar de reacciones agresivas contra creadores como Henry Moore, Balthus, Mapplethorpe, excepciones en un ambiente comercialmente banal donde el escándalo se ha normalizado, en el que se convierte en muy difusa la línea que separa la obra de arte del artefacto comercial.

Como escribe Denizeau, "de ser cierto que la policía, el poder y el comercio solicitan y avalan la obra, mientras el público apenas se fija en ella, quizá sea señal de una melancolía realidad: la de que el escándalo artístico, como el Dios de Nietzsche, ha muerto, o como mínimo se ha vuelto invisible, víctima de una legalización de la transgresión que lo ha obligado a abortar".

Este libro es necesario, imprescindible, vital, porque es un refugio de inteligencia gracias al arte, de advertencia de la necesidad de la contradicción para el progreso de la razón, del valor del pensamiento y la creación a pesar de la voracidad del mercado. Una oportunidad única para asomarse a grandes obras de la pintura del pasado con una nueva y diferente mirada. Un libro sencillamente espectacular.

Jorge Riet