Anika entre libros

Finalmente soy YO. Mi noche oscura del alma

Ficha realizada por: Belén Flores
Finalmente soy YO. Mi noche oscura del alma

Título: Finalmente soy YO. Mi noche oscura del alma
Título Original: (Finalmente soy yo. Mi noche oscura del alma, 2022)
Autor: Gemma Díez Rodríguez
Editorial: Europa Ediciones


Copyright:

© 2022 Europa Ediciones, Madrid

Ilustraciones: Color
Edición: 1ª Edición: Agosto 2022
ISBN: 9791220126922
Tapa: Blanda
Etiquetas: recuerdos autoayuda autobiografía biografía lucha feminismo supervivencia libros ilustrados literatura española memorias reflexiones emociones segundas oportunidades crecimiento autoestima destino sentimientos paz soledad felicidad pareja respeto poder identidad desarrollo personal motivación
Nº de páginas: 244

Argumento:

Las líneas de este libro son de luz. El esplendor de la luz solo se aprecia y se sabe utilizar en la más profunda oscuridad. Tengo 58 años y buena parte de mis días han sido de penumbra. Pero uno, un día en particular, trajo consigo una noche oscurísima. Era tal su oscuridad, que del cielo la noche pasó a mi alma y me obligó a ver la luz y a utilizarla para contemplar lo esencial. Para descubrirme y darle sentido a mis penumbras, a los acontecimientos de mi historia, a la carrera frenética y ambiciosa de mi vida en casa, en la oficina, en todas partes. La oscuridad produjo en mí una emoción tan intensa que lloré como nunca lo había hecho, las lágrimas ablandaron mi coraza y salvaron mi corazón, que dejó de estar a la defensiva para reconciliarme con aquellos a quienes creía que rechazaba, pero que en verdad amaba.

Ahora, desde la calma que sigue a la tormenta, desde la luz que sigue a la noche oscura, cuento mi historia con alegría. Desde mi madre hasta mi hija. Desde el desencuentro hasta el amor. Cuento la historia de una mujer rígida que finalmente ha empezado a moverse con soltura, que aprende todos los días a salir de sí misma para darse sin reservas. Que poco a poco consigue donar en vez de acumular, dialogar más que imponer, escuchar en vez de hablar, vivir y dejar vivir sin controlar.

Lo que mi historia cuenta es que sí pude convertir en luz la más profunda oscuridad. Sí pude encontrar un camino distinto al habitual y ser feliz con lo que tengo y con lo que soy, aunque a veces me parecía imposible. Sí he podido ser finalmente.

 

Opinión:

 

Por el título y su contraportada nos hacemos claramente una idea de por dónde va a ir el texto que tenemos delante. Es el relato personal de la autora que, muy generosamente, comparte con el lector, ¿a modo de enseñanza? o ¿a modo de contar su historia sin más? Probablemente las dos cosas, un relato para quien quiera leerlo y una lectura de la que poder entresacar una enseñanza. Desde el prólogo ya se nos advierte que podemos encontrar ecos de nuestra propia vida. A lo mejor no, pero es un riesgo que el lector puede correr. Yo dije sí a asumir ese riesgo y describo con una sola palabra lo que me ha suscitado la lectura: indulgencia (definición: juzgar sin severidad los errores de los demás).

Es un viaje de la autora por toda su vida, desde su infancia hasta la edad actual, hacia su interior, sus emociones, sus miedos, un viaje de autoconocimiento y desarrollo personal, pero eso sí, con un billete solo de ida sin querer regresar al punto de partida más. Creo que es importante que todos nos paremos en algún momento para viajar a nuestro pasado y reflexionar quiénes somos y si esto es lo que queríamos ser. No es fácil y puede que ni sepamos cómo hacerlo, o no lo hagamos por el miedo a enfrentarnos a una realidad que no queremos. Por el contrario, Gemma Díez se abre en canal para contarnos su vida, la cual es una vida normal, con una evolución natural sin episodios traumáticos ni nada que la haga especial. No esperéis la historia de una heroína jugándose la vida porque no lo encontraréis. No tiene nada que ver con esas historias que dicen estar "basadas en hechos reales" porque seguirán siendo una historia. Esto es la vida misma, de una mujer de su tiempo, de una persona como cualquiera de nosotros, que puede ser nuestra hermana, nuestra amiga, nuestra compañera o sí, nosotras mismas.

Nos contará las relaciones con su familia desde su más tierna infancia, un hogar sin grandes demostraciones de cariño por parte de su madre, tan propio de la época donde se era poco dado a las muestras de afecto, y que la llevará muchos años entenderla y no juzgarla, con sus más y sus menos, al fin y al cabo, como todas las familias; sus años de adolescente, de rebeldía; la relación con su imagen, como ella llama, de gustos "masculinos" que la hizo sufrir rechazos del ambiente en el que se movía y la hizo retraerse y pasar el tiempo cada vez más en soledad, algo que quedó muy arraigado en su interior y marcaría el resto de su vida. Posteriormente, sus primeros años de independencia, sus primeras salidas, la relación con su sexualidad, los primeros romances pasajeros; la relación personal consigo misma, sus más y sus menos con esa manía de compararnos con los demás y de sentirnos "raras" si "no entramos en el canon de los estereotipos que la sociedad ha dictado"; su primer trabajo y los avatares de estas etapas típicas de los veintitantos de ir dando tumbos hasta encontrar con el tiempo la estabilidad laboral y emocional y llegar hasta nuestros días. Se dice que el carácter se fragua en nuestra infancia y no soy quién para rebatirlo. Gemma Díez puede ser un claro exponente de ello. Desde su infancia empieza a vestirse con la coraza que llevó puesta durante 58 años y fue fraguándose como una persona, según su forma de definirse, "independiente, competitiva, con firmeza, intransigente, poco afectuosa, poco empática, poco asertiva, insensible, como una fiera a punto de saltar sobre sus presas, y que apenas sabía del verbo "sentir". Al menos, estas "lindezas" le permitieron alcanzar aquello que se proponía haciéndose a sí misma; aprendió a hacer lo que tenía que hacer sola y a mirar de frente para exigir lo que le correspondía. Menos mal que la balanza se equilibra algo…

Desde los 24 años su vida se centra en trabajar, primero en una constructora y un año después en una asesoría fiscal con grandes logros por su parte, en donde permanece hasta el día de hoy. Convirtió el trabajo en su prioridad, lo que hizo que terminara viviendo para trabajar, y sin quererlo, haciendo su coraza más dura y una actitud cada vez más distante con la gente que la rodeaba e, insisto, según ella se autodefine "arisca, amargada y antisocial". Sin embargo, yo, como lectora, no percibí en ella en tanta medida esa sarta de adjetivos, de ahí que lo que más me provoca sea indulgencia, pero una indulgencia que ella debe tomar para sí misma. Sin embargo, como nosotros mismos no nos conoce nadie, y ella, a partir de los 40 años, empieza a sentir que algo no va bien y su máxima de refugiarse en el trabajo cada vez que sentía que su vida se le descontrolaba, empezó a pasarle una importante factura física y mentalmente acrecentando su carácter más amargo, lo que le llevará a encontrar otra salida, en este caso el running, y como con todo de lo que depende de su fuerza de voluntad y poco tenga que ver con los sentimientos, se convirtió en una "máquina" en esto de correr hasta convertirse en una profesional de los maratones. Y posteriormente, su incursión y su total inmersión, como no podía ser menos, en el aprendizaje del coaching que la permitió ir sanando y aprender a sentir, aunque por supuesto, le llevó su tiempo.

Es cierto que el lector se da cuenta de que está continuamente haciendo cosas, se embarca en mil y una actividades para evitar estar parada y en ese caso reflexionar sobre la vida que está llevando. Y ¿qué? A fin de cuentas, nuestra vida la elegimos nosotros mismos y la vivimos como mejor podemos; como ella misma dice "mi acorazado corazón amaba como podía"; pues claro, cada uno de nosotros amamos como mejor sabemos; y sobrevivimos como mejor podemos. Cada uno tiene su mochila y no nos corresponde a nadie juzgarla. Qué dirían los demás si les contamos nuestra vida…

Es una lectura solemne, llena de respeto; pero más que una lectura, es una conversación cara a cara, como una quedada con una amiga que te cuenta sus cosas mientras tomáis un café. En infinidad de ocasiones te sentirás como ella y te encontrarás hasta contestándola mentalmente con un "te entiendo", "normal que te sientas así" o un simple "claro". E incluso te puedes ver aconsejándola en algún momento de la conversación privada. No se trata de juzgar la vida de Gemma Díez, ni siquiera de aprender, sino de escucharla, algo que cada vez se hace menos, que vamos corriendo de un lado para otro como pollos sin cabeza; y que luego ella se sienta "rara" …, ¡pero si nos parecemos más de lo que ella piensa!

Yo, Gemma, sí te he escuchado y me ha encantado sentirme muy identificada, aun a pesar de llevar una vida totalmente diferente. Y me gustaría decirte, ya que lo he hecho mentalmente mientras leía tu relato, que te equivocaste; tu error fue el castigarte creyéndote ser como te defines, déspota, insensible, agresiva, dejándote a gente por el camino, pues como todos dejamos gente por el camino debido a las circunstancias de la vida más que de nosotros mismos. Eres una mujer que pisa con fuerza, independiente, profesional, interesante, generosa y sí, sensible. Sé indulgente contigo misma, te lo mereces. 

Y, encantada de haberte conocido.

 

Belén Flores

 

 

 

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