el vendedor de tiempo

Opinión:

Este libro es un poco especial para mí. Me lo prestó una compañera de trabajo, pero de esto hablaré luego. Ahora vamos a lo que vamos… a hablar de la novela en cuestión, aunque sería más correcto referirse a ella como una suerte de fábula, un cuento más extenso de lo normal, con el que podrá disfrutar plenamente todo aquel que tenga los suficientes redaños como para sentirse cómplice de este insólito vendedor de tiempo, dejarse conquistar por su genial capacidad para hacer crecer su empresa; la crónica de un ingenioso superviviente.

Pero no es sólo una historia con un personaje más o menos original o simpático, sino lo que la convierte en especialmente valiosa, al menos para mí, es que Trías de Bes, el autor, consigue de manera sencilla y clara (y divertida) reflejar en qué consiste la sociedad (capitalista) actual, en la cual nos movemos cotidianamente; cómo funciona y cómo funcionamos y hacía dónde vamos (o en dónde estamos ya, quizá). Pero no lo hace "dándonos la brasa", sino mediante la narración de la historia de un tipo que decide embotellar el tiempo en su garaje y venderlo, siempre en un tono cercano al absurdo. Y sin embargo, nada aparece desconectado o gratuito, sino que todos los planteamientos o soluciones formuladas por el genial empresario tienen bastante sentido, pero un sentido absurdo… ¡Qué hermosa paradoja!.

Y sin embargo, todo este entramado surrealista no es un simple ejercicio de estilo más o menos divertido, ni sólo un cuento amable ameno y entretenido, sino una historia que va mucho más allá de lo aparente: Trías de Bes nos muestra el complejo mecanismo con el que funciona El Sistema, nos desvela los engranajes, quiénes y cómo mueven los hilos… Podría haber optado con idéntico material haber escrito un denso ensayo sobre economía actual, pero afortunadamente ha preferido llegar al mayor número de personas posibles.

Por otro lado, "El vendedor de tiempo" resulta ser una reflexión sobre el tiempo, pero no en el sentido filosófico o más amplio del término sino más bien nos habla del tiempo libre. El éxito del producto que vende TC, el protagonista del cuento, se debe a la necesidad (la obligación) de tener un tiempo para nosotros mismos; de que el trabajo no lo es todo (en realidad es nada) y que hay que disfrutar…

Además en el libro se dicen verdades como puños: cuando más tiempo libre tienen las personas mejor rinden en sus trabajos, por ejemplo. Cuando un producto pierde capacidad de enganche con la clientela, véndelo en otro envase mucho más grande, con más cantidad o más calidad… que ya nos encargaremos los clientes de crearnos esa necesidad. Los habitantes de Sitio Aleatorio se conformaban, en un principio, con un pequeño frasco con cinco minutos de tiempo. Paulatinamente, los cinco minutos terminan por resultar insuficientes, y las garrafas de días y de meses arrasan por completo.

Decía que este libro es un poco especial para mí. Me lo prestó una compañera de trabajo. Para ella, "El vendedor de tiempo" es uno de sus historias favoritas.

Este hecho, aparentemente intrascendente, me ha motivado sin embargo una reflexión que no tiene nada que ver con la temática del libro en cuestión, pero que añado a esta reseña porque el blog es mío* y hago lo que me apetece con él. Y me apetece hablar de ello.

* (Joseph se refiere a su blog, donde colocó originalmente esta reseña antes de enviármela)

He pensado en los libros prestados. Hacía tiempo que nadie me prestaba uno. Pienso que es bonito que alguien haga eso. Por un lado, la persona en cuestión lo hace por que, de alguna manera, desea que experimentes el mismo placer que ella cuando lo leyó… es una forma como otra cualquiera de compartir, pero que está muy bien. Al menos a mí me pasa, que cuando dejo a alguien un libro que me ha gustado mucho, deseo que lo viva como yo lo viví…Incluso no me importa que no me lo devuelva. Pienso que esa persona se lo puede dejar a otra y ésta a su vez a otra…

Por otro lado, cuando algún conocido o amigo me presta un libro que le ha impactado profundamente, en realidad éste nos puede contar cosas sobre esta persona, proporcionarnos datos sobre cuáles son sus ideas sobre el mundo, cómo siente, cómo piensa, con qué cosas se emociona, se conmueva o le hace reír o llorar… En el fondo, se convierte en una suerte de hombre-libro o mujer-libro (en este caso), como en la famosa novela de Bradbury.

El que esta chica me prestara este libro fue un acto claro de querer compartir conmigo una experiencia placentera. Pero también, por lo poco o lo mucho que la conozco, la vi bastante reflejada en esas páginas: es una persona que sabe muy bien utilizar su tiempo libre (es dueña de su tiempo), le gusta vivir el presente y no está dispuesta a que nadie se lo haga perder con chorradas, papeleos o estúpidas reuniones que no van a ningún lado. Espero no haberle trasmitido esa sensación cuando lea (si es que lo hace) esta ficha reseña.

Gracias, V. De corazón.

Joseph B Macgregor