el sueño de los dioses

Opinión:

Javier Negrete   tiene un gran talento para la fantasía épica, como ya demostró en los dos primeros volúmenes de la saga y, que continúa demostrando en el tercer volumen.
 
Aunque El sueño de los dioses puede leerse de forma independiente de las dos primeras partes, al lector le bastará con las pequeñas explicaciones que el autor va insertando, no podrá hacerlo con respecto a la cuarta y última ya que la tercera entrega finaliza con la gran batalla final entre mortales y dioses.
 
Como siempre, el equilibrio entre los diálogos (naturales y que hacen avanzar la trama), la descripción y la narración es perfecto, de tal modo que Javier presenta al lector una obra redonda, perfectamente pensada y muy bien trazada.
 
Aunque no asistimos a la presentación de nuevos personajes de relevancia, sí veremos reforzados a muchos de ellos que ya aparecían en anteriores entregas y les comprenderemos mejor gracias a que el autor nos ofrece la narración desde su punto de vista, como es el caso de Togul Barok, de Ariel o de Ziyam. A alguno de ellos consigue que el lector le entienda y lo humaniza hasta tal punto que pasa de ser el malo malísimo al malo, a secas, con motivaciones que le llevan a ser como es. Un ejemplo perfecto lo encontramos en el emperador Togul Barok. Además, ha complicado la trama haciendo que algunos de ellos cambien de bando, con credibilidad, como ocurriría en la vida real, de tal forma que la saga se convierte en algo que podría suceder, o haber sucedido, en la realidad.
 
Sin embargo, a pesar de que tenemos entre las manos un libro de espada y brujería, no tenemos una novela juvenil ni sencilla. Muy al contrario, Javier Negrete es un mago de las palabras con unos extensos conocimientos que sabe plasmar en sus libros. De hecho, en este tercer volumen hay algunas escenas que no podrán ser comprendidas en toda su amplitud si el lector no dispone de los conocimientos mínimos sobre física cuántica. Amén de su amplísimo vocabulario (¿alguien había leído antes la palabra “apotropaico”?) que, sin embargo, pueden entenderse a la perfección por el contexto de sus frases.
 
Como indico, no es un libro escrito en dos tardes por un autor que no tenía claro lo que iba a hacer, lo tenía muy claro y ha recreado toda la complejidad de un mundo con tal habilidad que al lector le parecerá fácil. Y en eso precisamente radica la maestría, en que uno sea tan bueno en lo que hace, que a otros les parezca sencillo.
 
Por lo demás, la novela cuenta con los elementos comunes al resto de la saga: una buena ambientación, con una trama de acción trepidante, unos personajes redondos, el gusto por la historia greco-latina y una exquisita forma de trabajar.
 
Aunque este tercer libro puede leerse independientemente de los dos primeros, no ocurre los mismo con el cuarto, ya que su fin deja al lector con necesidad de saber lo que sucederá con la batalla final que enfrentará a los humanos con los dioses.
 
¡A por la cuarta y última entrega: El corazón de Tramórea!
 
Gemma Nieto