el marciano perfecto (y una feísima estudiante de intercambio sueca)

Opinión:

Está claro que Cosmochucho y Marciano hacen muchas cosas bien, sobretodo meterse en líos casi sin pensarlo. Esta vez el jaleo es gordo porque un robot ha suplantado la personalidad de nuestro detective intergaláctico y ya nadie sabe quién es el verdadero y quién el falso, lo que dará lugar a situaciones muy cómicas que provocarán la risa de grandes y pequeños.

Aumentando la interacción con los lectores respecto a entregas anteriores, los niños descubrirán la importancia de ser uno mismo, con sus virtudes y sus defectos, la necesidad de dejarse aconsejar por un adulto por muy extraña que parezca la solución dada, y especialmente a enfrentarse a sus temores. En este caso el temor que todos hemos tenido de peques, con venga alguien más listo, más educado, más obediente, nos quite nuestro lugar entre las amistades, y que nuestros padres le prefieran a él antes que a nosotros.

Con muchas dosis de humor los jóvenes lectores verán que no todo es tan malo como parece, que con esfuerzo se puede conseguir casi cualquier cosa, y que aunque uno sea un chico puede llorar sin que nadie se vaya a reír de él.

Una vez más las ilustraciones de Purificación Hernández  son el vehículo ideal para acompañar la historia, incluyendo algún recortable para poner a Marciano en la situación más bochornosa que se puedan imaginar, y una paseo fotográfico por el Planeta U que deja volar la imaginación.

“El Marciano perfecto (y una feísima estudiante de intercambio sueca)” hace bueno ese refrán de que aunque la mona se vista de seda, mona se queda…aunque la mona sea marciana.

Patricia Rubiera