El museo de la rendición incondicional

Opinión:

Contar con un nuevo libro de Ugrešić (nacida en 1949) es siempre una buena noticia, por eso hay que dar las gracias a la editorial Impedimenta por poner en circulación para los lectores en español la obra de esta autora croata, que desde hace unos años ha fijado su residencia en los Países Bajos.

El lugar de origen de la autora no es en este caso una anécdota, pues la materia fundamental de las reflexiones contenidas en su obra es el exilio, la nostalgia -amarga, pero nostalgia al fin y al cabo- y la difícil asimilación del pasado, algo que sin duda encuentra su origen en la guerra de los Balcanes que vivió en primera persona, arrancando su narración en los tiempos de la vida en Yugoslavia cuando era un país satélite de la URSS, para ocuparse de la guerra y posguerra que desgarró a todo un pueblo.

En "El museo de la rendición incondicional" -título que nos prepara bien para lo que vamos a encontrar en el libro- Ugrešić nos ofrece una sucesión de narraciones aparentemente inconexas, pero que leídas en conjunto demuestran obedecer a un plan artístico bien entramado. En la novela encontramos a una protagonista que exhibe desde su exilio en Alemania las heridas de un pasado no cerrado o cerrado en falso, que no cesa de producir amargura al individuo.

El epicentro de esa memoria es el bolso de la madre de la autora, en el que se custodian las fotos del álbum familiar, baluarte de un tiempo pasado que fue quebrado por la guerra. A ella está dedicado el libro, aunque también se ocupa por momentos de la historia de la propia autora, contándonos su etapa de profesora en Berlín. El viaje a Lisboa que un día emprendió también será un gran momento del libro, compuesto como un delicado collage de recuerdos y sensaciones que es pura literatura.

Aunque "Zorro" (también reseñada en este portal) me sigue pareciendo la entrega de Ugrešić más valiosa de las ofrecidas hasta ahora por Impedimenta, "El museo de la rendición incondicional" es una obra atractiva, con mucha literatura en su interior, pues la autora está dotada de una voz rotundamente personal. Su secreto, como el de los mejores memorialistas, es ser capaz de ofrecer lo máximo con materiales mínimos, no por intrascendentes sino por íntimos. El resultado es una mezcla de memoria, ensayo, ficción y dietario, que se ocupa de las cicatrices de un pasado que nos negó la juventud y el disfrute que nos correspondía.

Rafael Ruiz Pleguezuelos