Anika entre libros

el duelo / los duelistas

Ficha realizada por: Strahler

Título: el duelo / los duelistas
Título Original: (the duelist)
Error loading MacroEngine script (file: ObtenerAutoresResenya.cshtml) Editorial: Berenice


Copyright: Introducción de Julián Jiménez Heffernan ISBN: 84-935047-4-2
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Argumento:

Por esta vez no entraremos al común vituperio de los tiempos, contemporáneos, cismodernos o metaoccidentales, pero es un verdadero placer comprobar que de vez en cuando regresa la vieja costumbre de editar un clásico acompañando el libro de un estudio preliminar que lo aliña, lo explica, y le confiere una perspectiva de la que en otro caso, en el caso común, carecería completamente.

En las cien primeras páginas, cien nada menos, Julián Jiménez Heffernan nos pone en antecedentes de lo que significaba el código de honor en la época en la que se escribió el libro, y para ello desgrana con erudición pero sin pedantería las opiniones de filósofos y juristas como Foucault, Cesare Beccaria. Como hoy en día, en este tema del honor parece haberse impuesto en lo literario la opinión de Galdós (“el honor es una cosa muy buena para abonar las tierras. Mierda.”) y en lo práctico la de los magnates del ladrillo (“tonto el último”) se agradece de veras que la introducción nos ayude a ponernos en tesitura para comprender los conflictos morales, personales y sociales a que se enfrentaban los personajes de la historia.

La misma oportunidad se puede aplaudir en la reseña histórica sobre las tensiones políticas generadas a raíz de la coronación de Napoleón como Emperador, o incluso de la biografía del autor. Porque Conrad, maravíllense, es uno de esos autores, raros y escasos, que escribían preferentemente sobre asuntos de los que sabían algo. 

Joseph Conrad se llamaba en realidad Josef Teodor Konrad Nalecz Korzeniowski, lo que induce vagamente a dudar de sus raíces anglosajonas a pesar de ser considerado hoy como uno de los más brillantes escritores en lengua inglesa. Echando un vistazo a su biografía, la sospecha se confirma: nació en 1857 cerca de Berdichev, en la Ucrania polaca, ocupada en aquellos tiempos por los rusos. Sus padres, Apollo Nalecz y Evelina, pertenecían a la aristocracia terrateniente y la literatura ya había entrado en la familia por la rama paterna, pues Apollo Nalecz era poeta y traductor al polaco de Shakespeare y Victor Hugo.

Lamentablemente para ellos, no sólo la literatura penetró en la familia por rama paterna, sino también la desgracia, pues la participación de Apollo en actividades nacionalistas para liberar a Polonia del yugo ruso condujeron a la deportación de toda la familia a Rusia cuando Josef tenía cuatro años. Dos años después, destruída su salud por la dureza de los inviernos rusos, murió la madre de Josef, y seis años más tarde el padre, quedando nuestro escritor huérfano a la edad de doce años en medio de una población de enfermos, exiliados, y otros muertos en vida que nunca llegaría a exorcizar completamente.

Deseoso de huir de aquel ambiente, Conrad se embarcó a los diecisiete años rumbo a Marsella, y la sensación de haber abandonado la patria y traicionado la sagrada causa por la que habían muerto sus padres no le abandonaría nunca.

Así es como el honor, el honor perdido del que huye para no enfrentarse a su destino, se convierte en un tema literario para Conrad, que en sus muchos y largos viajes aprenderá perfectamente el inglés, sin regresar nunca, siquiera con la palabra, a su Polonia natal. La traición de Conrad, a sus propios ojos, no puede ser más completa.

El Duelo, concluída por Conrad en 1907, es un relato de tremenda intensidad en el que, ya desde el principio, se advierte al lector de que el duelo, en cualquiera de sus formas, ya sea por culto a la tradición castrense o por una cuestión moral, es una especie de momento entre paréntesis en que dos hombres civilizados se convierten voluntariamente en homicidas.

Los dos protagonistas de la novela, dos tenientes de húsares, no pueden ser más distintos entre sí, tanto por su aspecto, uno gordo y otro flaco, por su carácter, uno fogoso y otro flemático o incluso por sus ideas políticas, uno incondicional admirador de Napoleón Bonaparte y el otro más bien frío con las ideas imperiales.  Sin embargo, el ambiente social y el código de honor que comparten los mantendrá indisolublemente unidos, porque no hay nadie más cercano, más íntimo y más familiar que el hombre que habrá de matarte. Y con el tiempo dejará de importar la razón por la que comenzó esta enemistad y proseguirá solamente la ceremonia violenta, como un sacrificio a un dios que muere cada año pero nunca resucita.

En esta dicotomía, de contradicción quizás sólo aparente, se mueve Conrad, con su perfecto estudio psicológico y con esa energía, maligna sin duda, que tan bien mostró en otras de sus obras, como El Corazón de las Tinieblas.

En El Corazón de la Tinieblas, obra en la que posteriormente se basó Francis Ford Coppola para rodar Apocalypse Now, Conrad entra hasta lo más profundo del horror, de su significado y de sus consecuencias parta el alma humana. En El Duelo, podemos disfrutar de la mismo pulso narrativo con la irracionalidad y el poder del entorno como origen de la violencia.

A Ridley Scott le pareció un libro tan bueno que en 1977 lo utilizó para rodar su primera película.

Mejor no se lo pierdan.

Javier Pérez

Opinión:

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