El dios de los mutilados

Opinión:

Decía Laura Gallego, en una entrevista concedida a Anika Lillo, que la fantasía supone el último acto de rebeldía, y puede que sea verdad en un caso como el que nos ocupa, el de este joven escritor nacido en Yecla, quien se define como licenciado en sociología por un error del sistema educativo, porque lo que realmente le gusta es vivir del cuento, algo que Lola López Mondéjar dirá que es una heroidicidad. Y de héroes, de rebeldía, de sueños imposibles, pero también de épica y mucha acción se trata la novela que nos ocupa. Nos encontramos un mundo imaginario, que se parece tanto al nuestro que podría ser, perfectamente, en el que vivimos en mejores momentos que el actual. Porque una buena saga épica de fantasía debe estar ambientada en un mundo imaginario, y ejemplos tenemos en la Tierra Media, Terramar, Lyonesse, Osten Ard, Krynn, la Península de la Estrella,... y tantos otros creados por Tobías Grumm, por Laura Gallego, por Pedro Camacho, por Moisés Frutos, por Andrés Díaz..., en este caso se trata del mundo de Grumm, claro homenaje al autor valenciano David Mateo.

Y esta novela tiene las características que definen a toda novela de fantasía épica: el enfrentamiento entre el bien y el mal, la ambientación en un mundo fantástico, y una gran historia. Desde diferentes variaciones temáticas, Claudio Cerdán también nos presenta un homenaje a los grandes autores de la fantasía: a Tolkien, con el personaje Halfler y su anillo; a Howard, con Agnar, el bárbaro que busca morir en combate; incluso a Cervantes en muchos de sus personajes, que son quijotes en busca de desfacer entuertos, donde muchas veces los efectos son peores que las causas. Y me atrevería a decir que a Leblanc, en el personaje del Sir Far-Lop.

El enfrentamiento entre el bien y el mal muchas veces está muy claro, pero en la realidad nunca lo es tanto. Puede que encontremos personajes intrínsecamente malvados, como Noferht, que ahora es un anciano con Alzheimer, que casi nos da lástima, y que tanto me ha recordado a un dictador chileno fallecido hace relativamente poco tiempo. Porque Claudio Cerdán introduce en la trama críticas sociales, y la más destacada es la referente a la violencia de género que sorprenderá, en el contexto en que la presenta, a los lectores de esta novela que, en definitiva, es un canto a la épica, con humor, con acción trepidante a lo largo de sus más de doscientas páginas y que agradará a los amantes del género, pero también a los que, en este género, nunca hayan pensado encontrarse crítica social, visionarios de la redondez del mundo, descubrimientos como la fregona, psicólogos o psiquiatras que les despertarán, os lo aseguro, una sonrisa.

Francisco Javier Illán Vivas