El cuarto mono

Opinión:

Acompaña a la edición un libro titulado "En la mente del asesino" donde, al tiempo que desmenuzamos la trama de "El Cuarto Mono", intentamos comprender qué piensan y sienten, introducirnos en sus mentes y vivir en primera persona no sólo la historia de su pasado sino las inquietudes que atormentan en general a los asesinos. Convertirnos en investigadores para ponernos en la piel del asesino es sólo el principio de una serie de acciones que tendremos que afrontar durante el reto que supone salvar a su próxima víctima.

Cada muerte que vamos a presenciar está camuflada en un accidente o en un suicidio hasta que se descubre la carta de presentación del asesino, esa firma que lo confirma como un asesino en serie y con la que nos pretende avisar que la partida continúa y que después de esa puesta en escena vendrá otra, y así sucesivamente. Tres cajas por cada víctima que contienen una oreja, los dos ojos y la lengua, siempre en el mismo orden y entregadas antes de descubrir el cadáver. Una programación minuciosa de cada paso que da, que vamos conociendo al mismo tiempo que la policía.

De todas estas circunstancias el lector se da cuenta después, cuando va descubriendo las trampas que ha ido poniendo a víctimas y a policías; porque, en definitiva, esto es su vida, un juego que solamente se disfruta si se gana y cuya estrategia no tiene espacio para la improvisación. Un juego con unas reglas impuestas por los cuatro monos del Japón, quienes decían: "No escuches el mal, no veas el mal, no pronuncies el mal", y el cuarto y más interesante para la trama, "No hagas el mal".

Los agentes Nash y Porter se enfrentan a un asesino que después de siete víctimas y sus correspondientes veintiuna cajas ha decidido dar un paso más, darse a conocer para cumplir su venganza y cerrar el círculo por medio de un diario donde deja claras cuales son sus intenciones en el futuro y cuales han sido sus motivaciones en el pasado. Los detalles de su infancia, los problemas de adolescente y el detonante que le convirtió en un asesino en serie forman parte de una narración con muchos puntos de interés: la descomposición de lo que parece una familia modélica y el atroz encierro que sufre su octava víctima.

El estilo cinematográfico nos hace recordar a las mejores series actuales y a clásicos de la gran pantalla, y junto a esta novela coinciden en descubrir qué hay dentro del complejo mundo de un psicópata, y el complicado y absorbente trabajo que desarrolla la policía. Ingredientes de sobra para una novela con mucho suspense, mitad negra, mitad policíaca, que tiene su punto de mira en la corrupción al más alto nivel con una subtrama que merecería una novela por sí sola.

J. D. Barker demuestra saber por donde pisa, hila fino y su estilo narrativo es de los que engancha por no sobrarle nada, por no perderse en recovecos absurdos y lograr mantenerte pegado a sus letras hasta el final esperando volver a encontrarte de nuevo con él, con sus personajes y con unos giros insospechados con los que definitivamente el autor ha ganado otro adepto.

Porlomenix