El diablo

Título: El diablo
Título Original: (Чёрт, 1926)
Autor: Marina Ivanovna Tsvietáieva
Editorial:
Acantilado
Colección: Cuadernos del Acantilado
Copyright:
© 2025, de la edición: Quaderns Crema, S.A.
© 2025, de la traducción: Selma Ancira Bermy
Edición: 1ª Edición: Abril 2025
ISBN: 9788419958563
Tapa: Blanda, Bolsillo
Etiquetas: novela corta literatura rusa diablo lírica exilio adolescencia intimista confesiones deseo simbolismo expresionismo siglo XX autobiográfica
Nº de páginas: 68
Argumento:
En "El diablo", Marina Tsvietáieva ofrece un breve relato en prosa escrito durante su exilio francés en los años Treinta del siglo pasado, donde la figura del demonio actúa como metáfora del deseo, la tentación y la condena. La narradora rememora un episodio adolescente en que, tras leer una obra sobre apariciones del Maligno, comienza a invocarlo con fervor, como una forma de atraer lo absoluto, lo inalcanzable. Esta invocación, mitad juego literario y mitad confesión íntima, activa una introspección febril que trasciende lo anecdótico para convertirse en una meditación sobre el amor, la traición, la fe y el lenguaje. Tsvietáieva se vale como habitualmente de una prosa intensamente lírica, seductora, de estructura fragmentaria que explora los abismos de la psique.
Opinión:
La puesta en librerías de la prosa de Marina Tsvietáieva -recuperada por Acantilado en títulos previos como Mi Pushkin, Mi madre y la música o "Mi padre y su museo"-, es una auténtica delicia para el lector. Si hemos disfrutado mucho de esos títulos anteriores, algunos de ellos reseñados ya por mí en este portal, añadimos ahora a la lista de nuestros libros adorables "El diablo". Se trata de una pieza excepcional donde la autora reformula, desde una perspectiva poética y personalísima, la figura del Maligno como eje simbólico de una educación sentimental marcada por la vitalidad, la ruptura con la norma y el deseo de trascendencia.
Tsvietáieva (1892-1941), nacida en Moscú y una de las voces más potentes -y desconocidas- del siglo XX ruso, vivió una existencia atravesada por el exilio, la pérdida y el conflicto político. Su vida, desgarrada por la revolución, la distancia y la muerte -la de su hija en un internado soviético, la de su esposo fusilado por espionaje, la propia tragedia del suicidio final-, encuentra en este relato un eco premonitorio. No se trata aquí de narrar un suceso demoníaco, sino de abordar una forma de invocación: la del otro absoluto, la alteridad radical como anhelo y condena.
El texto despliega una voz adolescente -pero lúcida, vibrante, poderosa- que se aferra a la palabra escrita para acercarse a ese "otro" que no es solo figura religiosa, sino también encarnación del amor no correspondido, el anhelo insatisfecho, el deseo que no encuentra plenitud. El diablo que se invoca es también el hombre, el amante que no llega, o que cuando llega, decepciona. La joven narradora quiere poseer el misterio y ser poseída por él, y la escritura se convierte en el ritual que pone en marcha esa liturgia.
Lo más notable de "El diablo" es su forma, tan poética como vigorosa: la prosa de Tsvietáieva no narra, revela. Con su estructura caleidoscópica, sus silencios y sus párrafos encabalgados, el texto tiene mucho de expresionista. Hay en su estilo una musicalidad interior, rítmica y libre, que hace de cada frase un acontecimiento emocional.
Este breve relato encierra una potencia que supera su extensión. Es un ejemplo más del modo en que Tsvietáieva hace de la escritura una forma de resistencia, un espacio donde el yo se enfrenta a sus demonios -reales, literarios, históricos- para crear literatura. En ese descenso al inframundo personal, el lector descubre no solo a una autora excepcional, sino a una mujer que escribe desde las ruinas de la civilización, con una voz que aún hoy sigue estremeciendo.
Rafael Ruiz Pleguezuelos
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Comentario de los lectores:
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