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Cuentos: Fantasías a la manera de Callot, Nocturnos, Los hermanos de san Serapión

Ficha realizada por: Jaci Alía Arreche
Cuentos: Fantasías a la manera de Callot, Nocturnos, Los hermanos de san Serapión

Título: Cuentos: Fantasías a la manera de Callot, Nocturnos, Los hermanos de san Serapión
Título Original: (Fantasiestücke in Callots Manier, 1814; Nachtstücke, 1816-1817; Die Serapions-Brüder, 1819-1821)
Error loading MacroEngine script (file: ObtenerAutoresResenya.cshtml) Editorial: Cátedra
Colección: Bibliotheca AVREA


Copyright:

© Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.), 2014

© Edición, introducción y notas: Emilio Pascual, 2014

© Traducciones: Grupo Anaya, S. A.

Fantasías a la manera de Callot, Nocturnos y Los hermanos de san Serapión, I-IV: Celia y Rafael Lupiani.

Los hermanos de san Serapión, V-VIII: Julio Sierra.

Traducción: Celia y Rafael Lupiani, y Julio Sierra
Ilustraciones: B/N
Edición: 1ª Edición: Marzo 2014
ISBN: 9788437632957
Tapa: Blanda
Etiquetas: robots clásicos romanticismo cuentos relatos fantasía gótico música literatura alemana recopilatorio de autor terror recopilación mesmerismo locura
Nº de páginas: 1632

Argumento:

Monumental recopilación de los libros de cuentos que E.T.A Hoffmann (1776-1822) publicó en vida:

"Fantasías a la manera de Callot"  publicada en 1814;

"Nocturnos" compuesto por dos volúmenes publicados en 1816 y 1817:

"Los hermanos de san Serapión" formada por ocho volúmenes publicados entre 1819 y 1821.

La edición, de Emilio Pascual, cuenta con las ilustraciones de Bertall (Albert d'Arnoux, 1820-1882) para "Cascanueces"; de Paul Gavarni (1804-1866) para "El magnetizador", "Las aventuras de la noche de San Silvestre", "Nocturnos" y "Los hermanos de san Serapión" y de Theodor Hosemann (1807-1875) para las veinticuatro ilustraciones sueltas que acompañaron a la primera edición ilustrada de Hoffmann (1844-1845). También incluye tres dibujos obra del propio Hoffmann.

 

Opinión:

 

E. T. A. Hoffmann (1776-1822), hombre polifacético; su versatilidad parece más propia de la idea que tenemos del hombre renacentista que la de un alemán de los siglos XVIII-XIX; pero más asombrosa aún que sus múltiples intereses es su productividad: fue un reputado crítico musical, trabajaba como jurista, compuso numerosas obras musicales, entre ellas la ópera "Ondina" (1814); fue director de teatro y de ópera, diseñó y construyó decorados, también ejerció como pintor, dibujante y caricaturista. Por encima de todo se consideraba músico, su gran vocación. En su juventud escribió dos novelas que se han perdido, la obra literaria que se ha conservado la produjo en los últimos doce o trece años de su vida y, además de los cuentos aquí recogidos, incluye las novelas "Los elixires del diablo", "Vida y opiniones del gato Murr" y algunos cuentos que el autor no incluyó en ningún volumen como "La princesa Brambilla".

Si su producción es inmensa también lo es su influencia. A nivel musical, su obra inspiró la suite para piano "Kreisleriana" de Schumann, la ópera "Los cuentos de Hoffmann" de Offenbach o el ballet "Cascanueces" de Tchaikovsky. En literatura, su influencia se encuentra en escritores tan diversos como Edgar Allan Poe, Nikolai Gogol, Franz Kafka, Charles Dickens, Charles Baudelaire, George MacDonald, Fiodor Dostoievski, Byron, Italo Calvino, André Breton o Henry James. Su influencia también se extiende al mundo cinematográfico a través de directores como Alfred Hitchcock, Ingmar Bergman, Manoel de Oliveira o Tarkovski. Incluso Freud se basó en su cuento "El hombre de arena" para escribir su artículo "Lo ominoso" (1919) donde desarrolla su concepto de lo siniestro.

Estilísticamente, Hoffmann se incluye en el Romanticismo tardío. Sus cuentos combinan la descripción realista con una visión fantástica, creando una intrincada relación de lo familiar con lo extraño, de lo cotidiano con elementos grotescos y perturbadores. Son pequeñas obras maestras, aunque muchos de ellos se pueden calificar de novela corta.

Lo maravilloso y lo fantástico se insertan en la realidad cotidiana de forma que lo extraño ocupa la existencia humana como si fuera lo más normal, suplantando lo que sí debería ser habitual. De esta manera, Hoffmann hace surgir lo ominoso, lo siniestro, que nace cuando los personajes hacen o ven algo que no deberían efectuar o contemplar y, de este modo, los protagonistas se convierten en víctimas de su destino, como personajes de una tragedia griega. Los sujetos de sus cuentos se enfrentan a situaciones angustiosas, más cercanas al sueño que a la realidad, porque el autor parece escribir desde esa zona crepuscular que no pertenece ni al mundo onírico ni a la vigilia, donde ambos mundos se unen de forma inescrutable.

También encontramos el humor, rasgo distintivo del autor, en sus diversas modalidades: la ironía, la sátira, incluso, el sarcasmo. Y, como no podía ser de otra manera en alguien que se consideraba músico por encima de todo, la música bien como teoría musical o como personajes relacionados con la música, que muchas veces son un alter ego del autor.

Resulta difícil seleccionar algunos cuentos porque, como comentaba más arriba, son pequeñas obras maestras y cada uno merece su propia reseña.

Uno de los que he encontrado más interesantes ha sido "El caldero de oro", cuento que quiero leer más detenidamente porque, en una primera impresión, me parece que encierra un sugerente simbolismo alquímico.

"Las minas de Falun" presenta interesantes metáforas que encierran la fascinación que el inconsciente puede ejercer en el ser humano, simbolizado en el mar del que el marinero se aleja para sumergirse en las profundidades de la tierra, otro símbolo del inconsciente, donde presenciará asombrosos prodigios.

"El hombre de arena" es un cuento de autómatas que interactúan con los humanos mezclado con el lado oscuro de un personaje popular infantil, el que da título al relato. Con ello realiza un interesante estudio de la concepción humana de la locura, tema por el que estaba muy interesado el escritor alemán.

"La casa vacía" es otro cuento de locura donde Hoffmann demuestra una maestría increíble para crear la atmósfera de misterio que rodea la casa, ofreciendo muy pocos datos al lector para que entienda lo que sucede.

"El magnetizador" muestra el poder de personas desaprensivas para influir en los demás y obtener lo que desean a cualquier precio; es un claro ejemplo del interés del autor por el mesmerismo.

"Vampirismo" es quizá el cuento que aún resulta inquietante para el lector actual, porque la novela de terror ha evolucionado mucho y Hoffmann es uno de los pioneros en el tema. La narración parece estrechamente relacionada con la historia de Algol de "Las mil y una noches".

"El Cascanueces y el Rey de los ratones" y "El niño desconocido" son dos cuentos, en teoría, para niños porque resultan narraciones sumamente complejas. En ellos el mundo mágico-onírico y el mundo real se funden de tal manera que parecen claros antecedentes del surrealismo.

Los cuentos contienen numerosas ilustraciones, muy al estilo del siglo XIX, que representan pasajes de las narraciones y personajes descritos en las mismas. Son obra  de Bertall (Albert d'Arnoux) para "Cascanueces"; de Paul Gavarni para "El magnetizador", "Las aventuras de la noche de San Silvestre", "Nocturnos" y "Los hermanos de san Serapión" y de Theodor Hosemann para las veinticuatro ilustraciones sueltas que acompañaron a la primera edición ilustrada de Hoffmann (1844-1845). También incluye tres dibujos obra del propio Hoffmann que ilustran esta faceta del autor.

La introducción, obra de Emilio Pascual, nos ofrece una semblanza biográfica del autor y una primera aproximación a los cuentos que vamos a leer; también incluye una bibliografía para los que deseen profundizar en la vida del escritor alemán. Las notas, asimismo de Emilio Pascual, se incluyen al final del volumen; muchas de ellas son básicas para entender el cuento al que se refieren, otras nos indican las influencias de determinados autores en el relato y, por último, otras están destinadas a aquellos lectores que quieren conocerlo todo sobre los nombres de compositores o pintores que aparecen en los cuentos.

El único pero que le encuentro es el excesivo volumen del libro. Como lectora hubiera preferido que los cuentos se hubieran presentado al menos en dos volúmenes, porque habitualmente llevo los libros conmigo y acostumbro a leer durante los viajes; con este libro me ha resultado imposible. Sus más de mil seiscientas páginas lo hacen difícil de manejar. Pero que esto no asuste a los lectores potenciales, por tratarse de cuentos, es un libro que puede leerse poco a poco, cuando a uno le apetece un poco de terror gótico. Incluso puede abrirse al azar y leer el cuento que les parezca más sugerente. El único libro, de los aquí recogidos, que obliga a una lectura secuencial es "Los hermanos de san Serapión" porque, al modo del "Decamerón" de Bocaccio, los cuentos vienen enmarcados en la conversación de los hermanos y, así, los relatos quedan encuadrados en un contexto preparatorio y, en cierto modo, de crítica literaria.

Los "Cuentos" de E.T.A Hoffmann que nos ofrece la editorial Cátedra nos permite, por primera vez, leer juntos casi todos los cuentos del genial escritor alemán, precedente de muchos de los grandes maestros de la literatura de terror, y que, a pesar de los casi doscientos años transcurridos desde que vieron la luz, siguen fascinando al lector porque los grandes clásicos siempre se mantienen vigentes y de actualidad. 

Jaci Alía Arreche

 

 

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