Colega, ¿dónde está mi urbe?

Opinión:

Con ese título, "Colega, ¿dónde está mi urbe?", lo más normal es esperar un lenguaje muy cercano, tal cual de colegueo, como si el autor nos estuviese contando historias fantásticas (de fantasía, especifico por si acaso, que esa palabra tiene varias utilizaciones) sobre lugares legendarios en medio de una tasca, entre chascarrillos y toques irónicos, cuando no directamente sarcásticos.

Claro que eso también funciona, ya que cuando se entra en unas historias más o menos míticas, el rigor académico y científico está fuera de ambiente, ya que lo más acertado es dejar que la imaginación vuele un poco; aunque tampoco demasiado, que luego aparecen dentro del libro unos cuantos personajes que se tomaron alguna de esas historias como del todo ciertas y, para más abundamiento, allá que se fueron en su busca, ahora que en la gran mayoría de casos fue con poco éxito o ninguno.

Algo que he observado y que era fácil que notase, pues había echado un vistazo a la solapa del libro donde aparece la presentación del autor, es que algunas veces se le ha escapado (o no, que también podría estar ahí a propósito a modo de cuña autopromocional) una frase que, por esas casualidades, identifica su canal de You Tube: "Pero eso es otra Historia". Al menos es lo suficiente discreto y me lo he tomado bien, además de que, ahí sí ha conseguido su objetivo si es que era ese, me ha picado la curiosidad.

Respecto al contenido y a las explicaciones dentro de cada tema, a mi modo de ver, hay ocasiones en que se dispersa demasiado; vale que, tal como mencioné antes, Andoni Garrido tienda a lo que semeja una charla informal, donde habrá cabida para incisos sobre temas relacionados, pero el caso es que ha habido veces en que no parecía que existiese un hilo definido, sino un batiburrillo de historias entremezcladas que podían tener un nexo común, aunque fuese cogido por los pelos.

Lo que sí queda patente a la vista es la enorme variedad de lugares que van apareciendo por las páginas del libro. Al menos están distribuidos por continentes, lo que ayuda y consigue que sea más fácil situarse con los capítulos, porque hay nombres de lugares que son más populares que otros, pero hay otros que no. En mi caso, por ejemplo, me he encontrado con un buen puñado de sitios de los que ya sabía algo o al menos me sonaban; pero ha habido otros que si me llegan a preguntar dónde están, casi hubiese tirado un dado para dar la respuesta, porque lo que es por el nombre, no tenía ni la más remota idea.

Además, hay un primer grupo que se refiere a lugares legendarios que estarían situados en mares y océanos; bueno, en su momento serían islas más o menos grandes, o incluso zonas costeras, pero en la actualidad sólo quedan sus historias. Y si me refiero a ellas en particular es porque alguna nos toca de cerca como algún enclave de la Atlántida en la costa gaditana o una nebulosa y escurridiza isla que formaría parte de las Islas Canarias: San Borondón.

La mayoría de capítulos (veintiséis de treinta y seis) están acompañados de un mapa bastante elaborado que, sobre el entorno geográfico básico, coloca donde podría estar el lugar en cuestión, al menos según las historias difundidas, junto con otras viñetas relacionadas, como, por ejemplo, libros y sus autores, edificios, planos de ese sitio mítico, o imágenes de cómo serían sus habitantes. La primera idea que me vino a la mente es la de los mapas antiguos, iluminados y completados en los huecos vacíos con todo tipo de imágenes alegóricas.

Lo cierto es que si hay algo que reprocharle al libro es que, una vez captada la atención, si se hace la lectura de una sentada, es muy posible que el lector acabe con una empanada mental de cuidado tras haber recorrido medio mundo y parte del otro en un viaje que ha abarcado tantos mitos y tantas leyendas que ya no sepa si está allí o está aquí, tal es la mescolanza de sitios y épocas que contiene.

Aun así, tal como me ha parecido, "Colega, ¿dónde está mi urbe?" es un libro muy entretenido con sus historias que, contadas en un tono desenfadado, irónico y bastante descreído, harán las delicias del lector que quiera asomarse a esa multitud de mundos que pueden ser una fantasía, pero que también podrían tener unas pizcas de realidad.

Selin