Cartas a palacio

Opinión:

Blanca Alerces, hija de los marqueses de Alerce, es la gran protagonista de esta novela e irá desmenuzando su vida desde el día en el que decide no contraer matrimonio con Carlos de la Era, por circunstancias que también conoceremos y que marcarán varios de los episodios que podemos encontrar en este relato. Él, con una obsesión enfermiza por la afrenta, no descansará hasta vengarse de todo lo que pueda rodear la existencia de Blanca: su familia, amigos y compañeros serán el punto de mira y su única razón de existir mientras viva. Personaje que estoy seguro os dará un vuelco al corazón cada vez que entre en escena.

El trabajo que realiza en palacio junto a la mano derecha del rey, Álvaro Giner, comenzará a dar sus frutos y la implicación de ambos nos hará recorrer distintas ciudades de Europa, en la que viviremos más de cerca alguno de los horrores de la guerra y disfrutaremos de paisajes y localizaciones en las que nos gustaría perdernos. Al tiempo que una historia de amor los acompaña y dará un toque mágico al enredo que nos propone el autor.

La otra carta de la baraja le corresponde a Manuel Campos, un simpatizante anarquista convertido en profesor de mecanografía que compartirá sus inquietudes con Blanca y que tomará un importante papel en el desempeño de la oficina creada por el rey. Gracias a él, nos adentraremos en ese mundo al que todos dan la espalda y donde la falta de educación o de higiene, o lo malos tratos eran algo cotidiano: El Barrio de las Injurias es el enclave real de estos sucesos.

El perfil del rey Alfonso XIII se nos muestra más cercano, tanto en sus cacerías como en sus viajes de verano a San Sebastián, o en sus escapadas con Álvaro Giner, y será dibujado con acierto al darnos a conocer sus inquietudes y sus vicios, dotando a la narración de incontables curiosidades que harán las delicias de quien las lea.

Las primeras mujeres independientes, las disputas políticas y sindicales, la escondida homosexualidad o la transformación de Madrid, son historias que se entremezclan con el devenir de una guerra y que nos recordarán momentos históricos que siempre son un placer poner al día, y más cuando son narrados de una manera tan extraordinaria como lo ha hecho el autor, sin dejar en el tintero ni una sola gota con la que ha dado forma a unos hechos olvidados, y a otros, como los relacionados con Gonzalo y Carmen, que mantendrán al lector en suspense.

Un emocionante homenaje a una labor que seguramente fue más alabada fuera de nuestras fronteras y que sin duda cambiarán la percepción de un rey, que por otro lado no supo o no quiso estar a la altura, ni tomar las riendas de su pueblo. 

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