amapola

Opinión:

Ya la imagen de la portada nos sitúa directamente en el ambiente de la serie de televisión, pues desde allí nos sonríe la actriz que encarna a la protagonista de la novela. Un reclamo eficaz para los seguidores que a diario tienen una cita durante a la sobremesa. Una vez dentro, será fácil reconocer los decorados en las descripciones, a la vez que unos cuantos personajes asiduos.
 
Aún así, la novela ofrece los detalles suficientes para situarse correctamente en el Madrid de febrero de 1956, época en la que transcurre, con una serie de acotaciones tanto útiles como ilustrativas de cómo era la vida de los españoles en esos momentos. Por otra parte, aunque los personajes principales sean los mismos, la historia que nos cuenta se aparta de la secuencia principal que han ido siguiendo los capítulos emitidos y referentes a esa época.
 
Hay puntos de contacto, ahora bien, la sensación es de una historia algo diferente, una etapa concreta con la que se podría rodar una película. El hecho es que la trama tiene aspectos importantes, sustancialmente modificados respecto a la ya conocida. Mejor así, lo que es de agradecer, pues tampoco se trata de ofrecer una recopilación de lo ya visto.
 
Un rasgo fundamental es el tono intimista con que nos recibe la novela. Es como una amiga que nos cuenta sus cuitas, sus anhelos, sus frustraciones también. Incluso entre los diálogos están presentes los pensamientos de la protagonista, a veces para aclarar algún detalle, otras simplemente se entrecruzan en la conversación, como en cualquier charla normal, cuando mientras conversamos nos siguen viniendo ideas a la cabeza.
 
Al estar desarrollada la novela en primera persona, tal vez el resto de personajes queden algo difuminados, pues solamente los vemos a través de la protagonista, pero es algo que no desmerece en absoluto, ya que su intensa y agradable personalidad es más que suficiente para llenar todas las páginas con su presencia. 
  
Selin