Alemanes en Normandía

Opinión:

¿Quién no ha oído hablar de El Día D? ¿Quién no sabe qué fue el Desembarco de Normandía? En la madrugada del 6 de junio de 1944 varios miles de soldados aliados desembarcaron en las costas de Francia. Un enorme ejército de británicos, estadounidenses y canadienses formaron parte de la mayor ofensiva marítima que ha dado la Historia. Novelas, ensayos, películas, videojuegos y documentales han narrado las proezas de aquellos hombres que pretendían liberar a Francia del yugo nazi.

Pero pocos, muy pocos, han sido los que han contado la historia de aquellos días desde el punto de vista de los perdedores, haciendo cierto aquello de que la Historia la escriben los vencedores. Porque no podemos olvidar que, cuando los aliados desembarcaron en las playas francesas, allí había un ejército, un ejército formado por jóvenes de distintas nacionalidades.

Richard Hargreaves, periodista británico y corresponsal de guerra, ha decidido escribir este libro para dar voz a los derrotados aquel día, a los más de 60.000 soldados del ejército alemán que perdieron la vida en aquellas épicas jornadas. Hombres que lucharon con valentía y honor y que han sido maltratados por la Historia.

A través de testimonios, correspondencia, recortes de prensa, documentos oficiales, diarios y recuerdos personales, Hargreaves reconstruye para el lector las vidas de aquellos soldados. Nos habla de cómo las fuerzas alemanas se habían concentrado en el Este, en la campaña contra Rusia, y de cómo vivían, acomodados en la rutina, en el que iba a convertirse en uno de los campos de batalla más famoso de todos los tiempos.

Con una prosa certera y un ritmo adecuado, el autor nos presenta las escaramuzas, los enfrentamientos, la huida, y las emboscadas de los más de dos meses que duró la campaña, que finalizó con los campos de Normandía sembrados de cadáveres.

El miedo y la tensión de aquellos hombres son palpables en cada página, en los retazos de las cartas que enviaron a sus familias, en los fragmentos de sus diarios, en el desolado panorama que dejaron a su paso y que conmovió incluso a los aliados.

Porque en la guerra, en cualquier guerra, no hay ganadores y perdedores. Todos son víctimas, todos encarnan la derrota.

Y ya era hora de que alguien les diera la palabra a los que cayeron como héroes en el bando de los villanos. 

Pilar Alonso Márquez