Una cuestión de principios

Opinión:

"Una cuestión de principios" me ha parecido un libro tremendamente divertido, atrevido, políticamente incorrecto y delirante que, además, se las arregla para tocarte el corazoncito con muchos temas sensibles.

El libro es impredecible y, aunque la estructura de capítulos se solapa un poco y hay un salto en el momento álgido de la locura, resulta muy fluido y ameno a la hora de leerlo.

En él, se alternan capítulos con tres puntos de vista: el de Frank, que gana muchísimo dinero como programador informático pero se ha empeñado en recuperar el dinero del adelanto como anticipo al ingreso de su abuelo; el de Elroy, un chico huérfano tartamudo que ha pasado por todo tipo de casas de acogida y ha encontrado enemigos en sus primeros días de clase; y Sally, una chica que, tras el suicidio de su padre de pequeña y de su tía hace unas semanas, solo piensa en matarse ella también y librarse de su madre, una mujer pasivo agresiva volcada en todo tipo de causas solidarias.

Los que llevan más peso son Frank y Elroy. Al primero le falta un tornillo y tiene unas ideas muy locas (que empiezan por meterse tanto en el papel de interno en la residencia que hasta usa pañales para adultos) pero también dice a veces cosas muy cuerdas. Sus ocurrencias son muy imprevisibles y no tiene ninguna clase de filtros, así que no sabes lo que esperar.

La contrapartida es Elroy, que está en una situación espantosa: con unos padres de acogida seniles que apenas le reconocen y son incapaces de cuidarle, y una situación escolar donde se ha ganado la enemistad de una banda de chicos que van a por él, acompañar a Frank en sus salidas, comer con él comida de verdad y recibir cosas que nunca había tenido es como un sueño para el chaval.

La incorporación de Sally formará un trío muy peculiar que conspirará para llevar a cabo los locos planes de Frank, a pesar de la vigilancia del cabezón dueño de la residencia y del orientador escolar porreta y bocazas que se supone que supervisa a los chavales, por nombrar un par de los personajes rocambolescos con los que nos vamos topando.

No puedo decir mucho más sin chafar las sorpresas y giros del libro, más allá de insistir en que es muy políticamente incorrecto y hay que leerlo con la mente abierta, pero que me ha resultado muy divertido y original. Desde luego, lo recomiendo mucho.

*Publicado por Berenice.

Déborah F. Muñoz