A lo lejos, el mar

Opinión:

Una preciosa historia de un cúmulo de emociones que los personajes van transmitiendo según va transcurriendo, pena, rabia, culpa y remordimiento por un lado, y de comprensión, generosidad, gratitud, de amor en todas sus facetas por otro, que empieza en 1963 con Beatrix, que entonces cuenta con 34 años, rememorando desde el presente en un pueblo cerca de Edimburgo, con una añoranza casi dolorosa, a los Gregory y la isla de Maine, y 5 años de su infancia en los que fue realmente feliz a pesar de las circunstancias, y la dificultad de conciliar esa chica de 14 años que fue con la adulta actual.

La historia en sí comienza en 1940 cuando Beatrix con 11 años sigue el camino que otros hijos de británicos hicieron; una dura decisión de unos padres (Reginald y Millie en este caso) de enviar a los hijos lo más lejos posible de las bombas, y la muerte que asolaba a Inglaterra. A pesar de que Beatrix a su corta edad no sería capaz de entender ni perdonar a sus padres por enviarla tan lejos para que tuviera una infancia, aunque esa decisión implicaría perdérsela ellos, se abrirá ante ella un nuevo comienzo añorando y a la vez culpando a quién dejó atrás, pero que al mismo tiempo se le irá desdibujando en su tierna memoria según se vaya integrando cada vez más en los Gregory y su vida familiar, una acomodada familia americana que la acogió como un miembro más y, con ellos tener, en definitiva, la oportunidad de vivir segura y a salvo, sintiéndose cada vez más feliz, más de lo que hubiera creído posible formando parte de esa familia.

Beatrix irá creciendo en Boston, llegará a la adolescencia, a sus primeras emociones románticas, encontrando su lugar dentro de la familia G. y en el entorno, eclipsando su vida anterior. Algunos días quería quedarse allí para siempre, y otros tenía curiosidad en comprobar los efectos que la guerra había tenido en Londres y si volvería a ser ese su hogar. Llegará el momento del fin de la guerra, ella con 16 años, y el regreso a casa con fecha en el calendario. ¿Estaba preparada para marcharse? Curiosamente parece encontrarse en el mismo punto que hace 5 años cuando hizo la travesía inversa; de nuevo se repite la tristeza por partir de la que se ha convertido en su familia en ese tiempo y la incertidumbre de adónde llegaría.

Se van produciendo saltos en el tiempo (1963, 1940, 1951, 1960, 1965, hasta 1977) y Beatrix se sentirá atrapada entre dos mundos, como si no encontrara dónde encajar. Se va viendo el cambio vital de los que consideraremos nuestros personajes. La vida prosigue para ambas familias; Beatrix se hará adulta, aunque quizá no como soñó. Sentirá como si ella se hubiera quedado inmóvil mientras todos los demás hubieran seguido y llegado a un nuevo destino. No estaría preparada para admitir esos cambios especialmente los que suceden en la familia Gregory y, en consecuencia, en su corazón.

Por un momento parecerá que la historia se retoma en el punto donde se quedó hace 6 años, pero la realidad era muy distinta, y aparecen las dudas de si "habrían" tomado la decisión acertada ahora que eran dos líneas apuntando en diferentes direcciones. El presente volvería a desaparecer bajo el paso del pasado que habría regresado; ese tiempo que fue su salvavidas, el lugar que formó a la Beatrix que es ahora. Sentirá la necesidad de regresar, de decir en voz alta sus sentimientos porque hay muchas cosas que se habrían hecho de otra manera, "el arrepentimiento es lo más estridente que queda". 

"A lo lejos, el mar" es una maravillosa novela coral, donde cada personaje tiene su parcela en el relato narrativo, con sus propias historias y emociones. El lector seguirá a Beatrix a lo largo del tiempo navegando entre sus dos mundos, a sus padres sobreviviendo a la guerra y la tristeza y amargura de estar sin su hija, el hogar de los Gregory, el matrimonio y sus dos hijos, George y William; lo hará inmerso en una narrativa absorbente, con capítulos excepcionalmente cortos que dan agilidad al relato sin detenerse demasiado en la acción, pues lo bello está en la sencillez de la trama y las emociones que subyacen.

Muertas o vivas llevaremos con nosotros, en la memoria de cada uno protegiendo lo que vivimos, a las personas a las que amamos; nunca estarán lejos de nuestros pensamientos y mezclaremos lo antiguo con lo nuevo. "Amamos a las personas por todo tipo de motivos distintos y de muchas formas diferentes, pero hay que darnos la oportunidad de decir adiós para poder seguir adelante".

*Publicada por Roca Editorial.

Belén Flores