ravelstein

Título: ravelstein
Título Original: (ravelstein)
Autor: Saul Bellow
Editorial:
Alfaguara
Copyright: Madrid, 2000
ISBN: No definido
Etiquetas:
Argumento:
La historia de Ravelstein comienza en el Hotel Crillon de París, donde Abe Ravelstein se reúne con su gran amigo y literato,
Chick, para festejar la excelente acogida del libro que éste le alentó a escribir. Se enhebra así un diálogo entre ambos -que se
prolonga, se interrumpe e intercala a lo largo del libro junto con otros encuentros- con la intención de abordar, por parte del
protagonista, un retrato moral e intelectual de un hombre ciertamente hedonista y extravagante, que ha hecho de la singularidad
per se un arte pluscuamperfecto que domina con rigor, convertido también en un ajustado ritual físico -elegir un traje o una
corbata, peinarse de un modo u otro- e intelectual.
En Ravelstein se nos habla de un hombre analizándose a sí mismo a través de otro hombre, un profesor de universidad,
homosexual, -“materialista ateo” le define Saul Bellow (1915), que, sin embargo, “se había consagrado sobre todo a los dos polos
de la vida humana, religión y gobierno, según los había calificado Voltaire”-, cercano a la muerte, que le pide a Chick que escriba
sus memorias en un intento de recuperar su pasado y reconciliarse con su presente.
Desde Eurípides a Shakespeare, de Tolstoi a Faulkner, la vida, la escritura y la muerte son, sin duda, las más grandes
preocupaciones creativas de una inmensa mayoría de artistas universales. Quizás el autor que nos ocupa y su última novela
pudieran encuadrarse en tal categoría, en el sentido de la reflexión que suscita sobre cómo el hombre puede dignificar su
existencia -o redescubrirla-, o cómo la proximidad de la muerte puede orientarle hacia una sincera y humilde reconciliación con el
misterio de la vida. El humilde reconocimiento y llegar íntegro a la muerte. Y cómo contarlo.
Chick, durante y tras la muerte de Ravelstein, se dedica a indagar en el lado más difícil de la existencia: el largo y espinoso
camino que conduce de la confusión –de lo que él denomina “el drama humano”- al descubrimiento y la revelación. El
procedimiento es ciertamente complicado pues se trata de sostener el relato en un difícil equilibrio entre el distanciamiento y la
transparencia, entre la búsqueda de la verdad y apuntar hacia un cierto sentido, entre el reconocimiento de la limitación humana
para conocerse y conocer a los demás y su elocuencia.
La novela recoge así algunas constantes de la literatura, como que la escritura es una forma de ver, que el hombre sólo está
verdaderamente presente en el mundo cuando se olvida de sí mismo y piensa en lo que está delante de él, la magnitud de la
complejidad del hombre (“el difícil proyecto de ser hombre en el sentido pleno, ser hombre y nada más que hombre”), la
imposibilidad de callar (“El hombre es un ser que siempre tiene algo que decir sobre todo aquello que está bajo el sol”), la
articulación entre el arte y el conocimiento del mundo (“Sólo un reducido número de espíritus selectos han encontrado la manera
de expresar ese tipo de revelaciones en la música, la pintura o a través de la palabra”), etc.
El lenguaje, pues, se opone a lo innombrable, aunque parezca que Chick no tiene mucho que decir ante la ineludible proximidad
del fin para Ravelstein, que le pide que escriba sus memorias, quizá en un intento, ya imposible para él, de encontrar palabras
para sí mismo, para su obra como hombre, para su concepción del mundo. Es la necesidad de encontrar palabras para
enfrentarse al supuesto silencio de la muerte: “Ravelstein parecía reflexionar sobre alguna duda acuciante..., tal vez la de si tenía
o no sentido luchar por la existencia”.
Y Chick deberá contentarse con unas cuantas palabras (“Hago lo que puedo con los hechos”, “Éramos íntimos amigos, ¿qué
más se puede decir?”), testigos incontestables de la dificultad de que la vida se cuele por las rendijas de la literatura (“No había
manera de zafarme. Era evidente que él no quería que escribiese acerca de sus ideas. Por algo ya las había expuesto a fondo y
podían conocerse a través de sus libros teóricos. Yo tenía que hacerme responsable de la persona y, dado que no podía
describirla sin una cierta participación mía, tendría que hacer tolerable mi presencia marginal”). Pues bien, ¿hay algo más
emocionante, más humilde, que la constatación de esa imposibilidad?
Bellow recoge la sofocante y turbia sofisticación en la que viven inmersos sus personajes (“El alma del otro es una selva
oscura”), intentando arrojar luz, también desde allí, y apuntando, de modo sutil unas veces y, por “vía negativa” y de modo
ambiguo, otras, a la verdadera esperanza donde reside la dignidad del hombre: “El amor es la función más alta de nuestra
especie, su vocación”. La crítica asume el impacto de la tradición europea contemporánea en la propia obra de Bellow, y más
esencialmente la tradición del modernismo histórico, ese aspecto de la literatura que se había enfrentado a la angustia moderna
y de la que escritores como Dostoievski, Conrad, Musil y Kafka fueron casos ejemplares. (EUGENIA MARTIN LORENZO)
Opinión:
Es el segundo libro al que accedo de Bellow. Me siento generalmente inclinado por los escritores cuyas novelas son quizás obras de filosofía noveladas. Siento que expresan mediante personajes los problemas existenciales que más los perturban. Hay muchos autores de estas características, como Kundera o Proust, por citar algunos de mis preferidos.
Creo que en "Ravelstein", así como en "More die of heart broken", Bellow aborda el tema de el por qué y para qué uno está en el mundo, por qué la vida, por qué la muerte. Es una suerte de biografía engañosa ya que Ravelstein es el medio que Bellow utiliza para las reflexiones sobre su vida reflejada y, por momentos, refractada en su dilecto amigo y profesor.
En el último tercio el autor asume el protagonismo exclusivo de la novela al relatar su estadía en un hospital tras una intoxicación. Aquí su propia metafísica protagoniza la novela hasta el final. Una idea, un leit motiv habitual del autor tiene que ver con el poder o no de expresar la metafísica individual, por ejemplo mediante una obra artística de cualquier índole. Así lo explicita en la novela mediante las reflexiones de un moribundo, la visión de la muerte (enumera sus contactos con "sus" muertos), la valoración de sus seres queridos, del arte y de Ravelstein, mediante cuyo espejo trata de explicarse aquello que nunca es más evidente que cuando uno lo expresa de alguna manera; según sus propias palabras: cómo saber lo que pienso hasta ver lo que digo.
Ravelstein es un ejercicio de Bellow para comprobar en la recta final de su existencia si es que de veras tuvo algún "sentido" su paso por ese relámpago entre dos nadas que es la existencia.
Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com
Comentario de los lectores:
Si te gustó este libro, también te puede interesar...
- Ébano (Ashanti) Alberto Vázquez-Figueroa Debolsillo
- 84, charing cross road Helene Hanff Anagrama
- 88 Mill Lane Juan Jacinto Muñoz Rengel Alhulia
- Ñamérica Martín Caparrós Literatura Random House
- x Percival Everett Blackie Books