Quédate este día y esta noche conmigo

Opinión:

Belén Gopegui es una de esas autoras cuyas novelas hay que afrontar con calma y con una predisposición total a dejarse llevar por las reflexiones que plantea y, si se quiere sacar verdadero provecho a lo leído, entablar un diálogo fructífero con todo lo que se esboza en ellas.

En este caso, ese diálogo versa sobre la inteligencia artificial, lo que nos hace humanos, las emociones, lo que nos diferencia de los demás, el espíritu de superación y, sobre todo, cómo Google controla (y hasta puede llegar a condicionar) todo lo que hacemos.

Tanto es así, que Google es un personaje más de esta novela (si es que no es el más importante). Para empezar, es el narratario de la obra: el grueso del texto es una extensísima solicitud de empleo dirigida al gigante de Internet y son muchísimas las ocasiones en las que los solicitantes, Mateo y Olga, le interpelan de manera directa. En otras ocasiones, ese narratario se desplaza a la persona que leerá y deberá procesar esa solicitud y, en pocos momentos, a un destinatario anónimo, general, que podríamos ser los lectores pero también cualquier miembro de nuestra sociedad o, incluso, la sociedad entera.

Y es que ese, precisamente, la sociedad, también es otro de los grandes temas de la novela. Cómo construimos nuestra propia identidad a la vez que formamos parte de una sociedad que nos condiciona, los méritos que debemos aportar para conseguir nuestros objetivos, qué papel juegan nuestra libertada y nuestra responsabilidad en ese contexto social que nos ha tocado vivir son algunos de los temas que afronta la autora en esta novela. De ellos se desprende otra de las grandes obsesiones literarias de Gopegui: la indagación en la dicotomía entre individuo y colectividad, las pugnas y los acuerdos que se establecen en este sentido y los beneficios y perjuicios que conlleva esta relación simbiótica.

Una colectividad que la autora analiza en sentido amplio, la sociedad, pero también en un ámbito más reducido, el de la familia. Así, Gopegui reflexiona (o nos hace reflexionar) sobre nuestro papel en nuestra propia familia, lo que aporta o lo que resta a nuestras vidas y si es posible encontrar familia con la que no compartamos ADN ni sangre. Este tema de reflexión también le permite hablar sobre el salto generacional y la diferente percepción de la vida, las costumbres y la propia existencia que se tiene dependiendo de la época que te ha tocado vivir, asunto que, en este caso, está estrechamente vinculado a todas las consideraciones hechas previamente sobre Internet, la inteligencia artificial y Google.

Nos encontramos, pues, ante una novela densa, llena de ideas y pensamientos, en la que prima este tono reflexión frente a la acción y la propia historia. Una obra interesantísima que nos propone parar nuestro día a día y pensar sobre cosas tan habituales en nuestra cotidianidad como nuestra relación con Internet y lo que nos condiciona, hoy por hoy, todo lo que vemos, averiguamos, investigamos, compartimos, compramos o leemos en la red.

Lidia Casado