Pez de asfalto

Opinión:

Marimén Ayuso, autora de "Pez de asfalto", hace de la palabra su modo de vida; es filóloga, traductora, habla varios idiomas, participa en un club de lectura y, como no podía ser de otra forma, tiene unos cuantos títulos ya en su haber. Con "Pez de Asfalto", su última novela, ha llegado a ser finalista del II Premio de Novela Ciudad de Lebrija, 2024, a lo cual, voy a tratar de acceder a la novela finalista, "Por engaño perecemos" para, en mi humilde opinión, opinar si "Pez de asfalto" no debería haber sido otorgada con tal galardón.

Cuidado: poco tiene que ver con lo que he leído sobre cómo se describe esta historia. En la propia web de los Premios de Novela de Lebrija la describen como "una historia que no nos resultará extraña, pero que hacía falta que alguien la escribiera, porque la movida madrileña nunca reflejó la realidad de España durante la Transición". No se trata de una historia de "realidad durante la Transición"; en esta historia no es la sociedad española lo que importa, sino Amalia, una niña que conocemos con 7-8 años y seguimos con ella hasta pasados los 30. Ya está, el resto son detalles de ambientación sin importancia. "Pez de Asfalto" es esto: 

Amalia, una niña con un padre emocionalmente frío y ausente, una madre con los ecos de unos nombres siempre en su cabeza en una época (1975) en la que no se hablaba de las enfermedades mentales y, Mercedes, una mujer con una tolerancia envidiable hacia las adversidades de su destino. En total, 4 serán los miembros de esta familia. La gente que rodeaba a la pequeña Amalia debían hacerla feliz, era lo que les tocaba hacer, pero no fue así. Un núcleo familiar con cada vez más grietas; una infancia llena de inocencia, pero también de una triste soledad no propia de una niña de su edad. Una convivencia difícil, cada uno evadiéndose como podía.

Muy pronto sabremos de un accidente, algo que marcará a la familia al completo; unas confidencias; remordimientos, algo que "no debería estar haciendo", y todo lo vivido hasta entonces derrumbado. Esto, mezclado con cómo se siente Amalia, pone al lector en alerta de forma que no es fácil parar de leer y estar a la expectativa de saber qué es lo que ocurre ahí. Lo descubriremos dos días después del 13 cumpleaños de Amalia. A partir de ahí comienzan los secretos para ella, aunque en realidad comenzaron mucho antes.

Los años irían pasando, y pasando mal; la inocencia daría paso a la adolescencia, y Amalia no cesará nunca en su empeño en descubrir lo ocurrido. El cómo lo conocía, pero no le valía el porqué de lo que la contaron. Los recuerdos la perseguirían sin darle tregua. Se sumiría en la pena, en la tristeza, en silencios. Le costaría tiempo asimilar la realidad y la acompañaría durante gran parte de su vida una sensación de abandono, de estar en tierra de nadie; una sensación de vida oscura y gris. Tardaría mucho en desprenderse del dolor, pero con el tiempo se instalaría en una vida rutinaria que la salvaría y llegaría a su década de los 20 años llevando una vida propia de una mujer de su edad, dejando atrás su apocada forma de ser e imaginándose un futuro separado de ese contexto; aprendería a vivir la vida y a dejar de preguntarse porqués y esperar conversaciones que no llegarían nunca.

Todo parecería de nuevo fluir hasta que un hecho de gran relevancia y consecuencias imprevisibles volvería a sacudir su vida. Una situación que hará que el tiempo se detenga y volvería a revivir situaciones de antes. De nuevo el frío se instalaría en su ser, incluso llegaría a pensar "qué hacía tan lejos de su madre". De nuevo la pena; el sentimiento de abandono; ese dolor punzante, esa sensación de que nada valía la pena, otra vez. Sin embargo, "todos cometemos errores", y "las promesas pesan demasiado y por eso se acaban rompiendo". "La vida no es fácil y viene como viene" y llegará el momento en que hay que "soltar lastre" y perdonar a unos "padres que no supieron hacer de sus vidas una mejor"; y aceptar las nuevas oportunidades que la vida nos presenta, empezar otros capítulos, volver a crear una realidad que no duela, y aprender a vivir con la vida que se tiene. Entender por qué "las personas hacemos o dejamos de hacer", y "no todos entendemos el amor por igual"; "a lo mejor la gente nos quiere, pero no como necesitamos". Y, mientras entendemos esto, la vida pasa mientras tanto, mientras sentimos, amamos, sufrimos, odiamos, mientras nos damos cuenta de que el tiempo se va para nunca regresar.

Una historia maravillosa, con una narración de capítulos intercalados en orden cronológico entre lo narrado en primera persona por Amalia, y lo narrado por Mercedes para dejar por escrito a Amalia su historia para que "quedara siempre en su memoria y nadie pudiera borrarla". Con los capítulos de Mercedes vemos la objetividad de lo que sucedía en esa familia; con los de Amalia sabremos lo que ella siente; y entre las dos cerramos el círculo y conoceremos lo más íntimo de cada uno de los personajes. Una historia tan íntima que reconozco que ha habido momentos en que se me humedecieron los ojos mientras leía.

"No es bueno callarte las cosas, tienes que dejar lastre para que te pese lo tuyo"; sin embargo, hay secretos que es mejor que permanezcan ocultos para siempre.

***Por favor, haced todo lo posible por difundir esta novela. No deberíamos descansar hasta que se coloque entre las más vendidas.

Belén Flores