Pequeño libro de Givenchy

Título: Pequeño libro de Givenchy
Título Original: (Little Book of Givenchy, 2024)
Autor: Karen Homer
Editorial:
Blume
Colección: Blume diseño
Copyright:
© 2024 Naturart. S.A. Editado por Blume
© 2023 Welbeck Non-Fiction Limited, London
© 2023 del texto Karen Homer
Ilustraciones: Color
Edición: 1ª Edición: 2024
ISBN: 9788419785275
Tapa: Dura
Etiquetas: amistad biografía actrices diseño ensayo libros ilustrados moda creaciones modelos Audrey Hepburn personalidad alta costura diseñadores historia de la moda fotografías no ficción
Nº de páginas: 160
Argumento:
La historia de la icónica casa de moda.
"Dar vida a un tejido es algo fabuloso: lograr que algo se mueva bien, conseguir una armonía del color".
Desde que Audrey Hepburn desayunó frente al escaparate de Tiffany con un vestido negro, Givenchy ha sido el faro que guía la alta costura. Mujeres tan diferentes como Jackie Kennedy, la duquesa de Sussex, Elizabeth Taylor o Kendall Jenner se han rendido a sus líneas limpias y cómodas, a sus siluetas clásicas y femeninas, al romanticismo y la sofisticación de vestir el estilo Givenchy.
Este pequeño libro estudia la historia de la firma, desde su colección debut de 1952 hasta las propuestas tan modernas como atemporales de los últimos años. En este libro exquisitamente ilustrado con fotografías que muestran su cuidada selección de diseños, detalles e hitos, el mundo de Givenchy desfila en todo su esplendor.
Opinión:
Hubert de Givenchy nació en el año 1927 en el seno de una familia aristocrática en el norte de Francia y, atraído por la afición de su madre a la moda y bebiendo de las "impecables" maneras de la clase alta de la que se rodeaba, abrió su salón de costura a los 25 años. Sus bellas creaciones tuvieron como inspiración el arte francés del s. XVII y XVIII, patrones y colores procedentes de la India y Oriente Medio, telas lujosas, encajes, pasamanerías, lazos, perlas, mezclando estilismo y elegancia. El gusto por el clasicismo, la elegancia atemporal, sofisticada y distinguida fue lo que caracterizó a todas sus colecciones.
Siempre trató de preservar la figura de la mujer y hacerlas sentir "bellas" sin ser estrafalarias. Utilizó colores centrados en la paleta de los icónicos blanco y negro; tardó en introducir otra paleta de colores y estampados, y cualquier modernidad que fuera a incluir nunca haría sacrificar la elegancia que caracterizaba a sus prendas. Diseños aparentemente sencillos, pero con una muy cuidada construcción y cortes perfectos, y con la comodidad por bandera porque "si una mujer se mueve bien, sus gestos serán naturales y eso le proporcionará felicidad". Todo ello combinado fue la clave para que sus colecciones tuvieran siempre una gran acogida.
No podemos hablar de Givenchy sin hablar de la que se convirtió en su gran musa y mejor amiga, Audrey Hepburn, a quien vistió como a ninguna otra y que este Little Book dedica un capítulo entero. Es inevitable pensar en esa Audrey Hepburn ante el escaparate de Tiffany con el icónico vestido negro y collar de perlas; o con los trajes lucidos en Sabrina, ese precioso traje en otomán de lana Oxford gris con chaqueta cruzada y entallada a la cintura en la escena esperando al tren; o el espectacular vestido de gala palabra de honor de organza blanca y flores bordadas en seda negra. Podrá gustarnos más o menos el estilo, pero es innegable que el vestuario que Audrey Hepburn lucía en sus películas era soberbio. Muestra de ello son las múltiples fotografías incluidas en este pequeño libro. Su colaboración y amistad continuó en numerosas películas y fuera de ellas, y se extendió durante toda su vida. Él fue el encargado de diseñarle el traje de novia para su segunda boda.
Otras fueron Jackie Kennedy, Grace Kelly, Elizabeth Taylor, Lauren Bacall o Sophia Loren. Solo pensar en ellas podemos conocer su estilo. Uno de los conjuntos más conocidos es el que llevó Jackie Kennedy para el funeral de J.F. Kennedy, un sencillo traje chaqueta negro, o el vestido de novia de Megan Markle, más actual en nuestra memoria.
A su retiro, John Galiano fue anunciado como el nombre de su sucesor en la Casa Givenchy, aunque su primer desfile distó mucho de la elegancia de las creaciones icónicas de la Casa; solo algunos detalles recordaban la esencia clásica de Givenchy. En 1995 vendió su firma a la casa Louis Vuitton para retirarse y dedicarse a sus aficiones favoritas, las no menos aristocráticas como son el arte y el diseño de interiores. En 1996, Alexander McQueen entró también para trabajar en la Casa con la intención de romper las fronteras de la tradicional firma con sus trasgresoras creaciones y, como era de esperar, no exentas de polémicas. Así fueron pasando varios colaboradores que, según desprende mi personal opinión por las fotografías incluidas, no llegaban al original ni a la suela de los zapatos.
Hoy en día la casa Givenchy se ha expandido a la moda masculina, aunque con menor impacto, a perfumes, a complementos, joyas, relojes, calzado, bolsos, etc.
Un siglo después, muchos de esos diseños siguen vigentes, por no decir la mayoría. Las líneas clásicas y la elegancia siempre perdurarán, aunque a veces la calle no lo demuestre. No creo que ninguna línea vanguardista sea capaz de desbancar al clasicismo de su trono.
Belén Flores
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Comentario de los lectores:
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