Otto Skorzeny. El nazi más peligroso en la España de Franco

Opinión:

Han pasado ya más de 75 años del final del mayor conflicto de la historia de la humanidad, como fue la Segunda Guerra Mundial. Fue un conflicto que arrasó el continente europeo, forjando la creación de una nueva Europa, más unida, más moderna, capaz de solucionar por modos pacíficos sus eternas luchas intestinas. Fue también una guerra que pasó de refilón por España, que todavía estaba recuperándose de las heridas de la guerra civil. Durante años, las limitaciones tanto internas, debido a la censura del régimen de Franco para contar sucesos y acontecimientos críticos con el papel del gobierno en aquellos años; como externas, a causa de la imposibilidad de acceder a los archivos soviéticos para los historiadores occidentales, han dotado de una pátina de placidez los años de la guerra mundial en España y la inmediata posguerra.

Todavía no somos conscientes de la importancia que tuvo España en las redes de cobijo y huida de miles de militares y políticos de la Alemania Nazi. Para eso hacen falta trabajos como el presente.

Otto Skorzeny fue una figura que nunca se escondió en la España de Franco, nunca renegó de su pasado y nunca se arrepintió de lo que fue. Era una persona perfectamente conocida, salía en la prensa, se codeaba con grandes figuras del régimen, hacía negocios por España y por toda Europa, entrando y saliendo del país con total impunidad. A su muerte, su figura se desvaneció y ya nadie se acuerda del "hombre más peligroso de Europa", como la prensa sensacionalista lo llegó a apodar. Pero está ahí, y con él, de total actualidad, sus ideas.

El trabajo de Rodríguez de Gaspar nos habla del Skorzeny español. El hombre que saltó a la fama cuando en 1943 rescató a un cautivo Benito Mussolini mediante una audaz operación de comando. Cómo su figura empieza a despuntar, como participa en la represión contra los conjurados que atentaron contra Hitler y cómo, tras la guerra, fue capaz de salir impune de los juicios a los que lo sometieron. Él solo acató órdenes, es este el argumento que logró salvarlo de la prisión o del cadalso.

Usando la figura del nazi austríaco, el autor se adentra en un tema muy poco explorado en la historiografía española, como es el de los contactos de los alemanes residentes en el país, con el resto del continente, con la idea de mantener viva la llama del ideario nazi, y el surgimiento de agrupaciones y partidos afines por toda Europa, como se refleja en la reunión de septiembre de 1951, en las icónicas ruinas del Alcázar de Toledo, que actúa como leitmotiv de toda nuestra historia.

Nuestro autor hace un trabajo riguroso, sin hacer juicios de valor o presentar opiniones y sesgos sin contrastar. Todas las afirmaciones y datos que aporta, los acredita indicando la fuente, citando con minuciosidad la obra de la cual lo extrae, yendo también a la fuente directa: las cartas, los archivos, los documentos oficiales a los que ha tenido acceso, gracias a la red de colaboradores que le han ayudado en la elaboración del libro, mostrando un coral trabajo de investigación. El resultado es una obra de lectura ágil, que logra juntar el rigor de la pesquisa seria, fundada, sincera, con el tránsito ameno y didáctico de su relato.

La historia es una disciplina que peca mucho en nuestro país, de confundir entretenimiento con simpleza o escasa profundidad de contenido, por eso es de agradecer un libro que se adentre en un tema tan poco tratado académicamente, en comparación con otros del mismo período histórico, con honestidad, estudio y capacidad divulgativa. Un libro serio, para llevar al público los escarceos del régimen con los extremismos antidemocráticos totalitarios de todo el continente, que siempre tuvieron a España como un país amigo y seguro refugio donde empezar de nuevo.

Mila L. Castelo