om, la montaña roja

Opinión:

De “Om. La montaña roja”, premio desnivel de literatura del año 2009, esperaba francamente mucho. La premisa de ciencia ficción que se esbozaba en la contraportada era muy atractiva: dos expediciones consiguen los permisos para ascender el gigantesco monte marciano Olympus, la montaña más alta del Sistema Solar. Esta inmensa elevación me asombró desde la juventud. Quizá fue por eso que intuí una historia cargada de buena ambientación, un punto de aventura e información científica sobre un tema que me interesaba mucho. Lo cierto es que el autor, Felipe Colorado, ha intentado todo lo anterior, pero a mi juicio no lo ha conseguido en algunos aspectos. La novela, con 340 páginas, se me hizo terriblemente lenta.
 
Narrativamente, el autor nos muestra un prólogo excelente que sugiere mucho. Sin embargo, el resto de la novela adolece de ritmo en toda su extensión, aunque de vez en cuando se advierten buenos matices descriptivos. El vocabulario es correcto, amplio, con numerosos tecnicismos relacionados con el montañismo y la colonización espacial, pero sin ser rebuscados, de manera que pueden comprenderse sin dificultad y añaden realismo a la historia.
 
El autor pretende narrar una gesta apasionante, pero en otros niveles también desea hablar de tramas políticas, crítica social y ahondar en las relaciones humanas, entretejiendo una obra más compleja de lo que parece a simple vista. Quizá fueran demasiadas aspiraciones. El caso es que abundan las conversaciones discursivas, disquisiciones filosóficas, ideológicas, religiosas, sobre orígenes del infierno, pasajes bíblicos, etc. que a menudo son accesorias. Es la manera del autor de presentar la personalidad de cada personaje, de una manera muy forzada. Son larguísimas algunas conversaciones, quizá para dar mayor realismo y humanidad a la persona en cuestión, pero esas mismas elucubraciones los sentencian. Los grandes maestros del género de ciencia ficción (Huxley, Orwell, Wells, Clarke, etc.) nunca necesitaron planteamientos discursivos para inducir a la reflexión. La sutileza debe ser el objetivo de toda obra reflexiva.

Desde el punto de vista del tratamiento psicológico y de profundidad de personajes, este se diluye entre múltiples protagonismos que confunden al lector. Cada pocas páginas debe “cambiar el chip” para empatizar con un personaje muy diferente al anterior (casi aborda en cada página un personaje distinto, para ir rotando así a lo largo de toda la extensión de la novela), en cuya psique el autor pretende ahondar, y hay que señalar que habrá una quincena de personajes con importancia similar. Puede que el principal de todos ellos sea Fred Saleinaz, quien capitanea una de las dos expediciones (personaje en quien debiera haber recaído mucho –o incluso el único- más protagonismo, ya que este sí que está bien logrado). En cualquier caso, esta manera confusa de presentar tantos personajes hace que el lector no pueda identificarse con ellos y mucho menos vivir la historia con intensidad.

Otro punto que no me convenció fue la ejecución de la expedición, pues casi todo son pesados prolegómenos. Hay demasiados detalles técnicos, lo que unido a las continuas disquisiciones resta mucho a la agilidad. La historia no arranca hasta la página 160, cuando ya el lector ha perdido muchas esperanzas. Es cierto que la información montañera y científica que aporta el autor es notable y resulta muy instructiva, ya que intenta en todo momento recrear una verdadera expedición en Marte, pero estira demasiado este punto sin ofrecer ligereza a la historia en sí.
 
Aunque el final es correcto y cierra bien la accidentada historia, el epílogo tampoco parece acertado. Resulta una manera muy pobre de terminar con el personaje que mueve todos los hilos e intrigas de la historia. Habría sido mejor obviar ese epílogo.
 
Pese a lo favorable del vocabulario, muy a mi pesar diré que he encontrado multitud de errores ortográficos (constante es la mala utilización de las palabras “cómo-como” o “sino-si no” y la ausencia de puntos), que en última instancia son culpa de la propia editorial, pues no parece haber una corrección de la obra. Una verdadera pena, porque la maquetación sí que es muy acertada.
 
Puntos fuertes: gran esmero en la documentación y detalle de la aventura expedicionaria en un planeta de condiciones extremas como es Marte.

Puntos débiles: poca agilidad de la novela debido a los numerosos planteamientos discursivos y a la rotación excesiva de personajes.
 
Conclusión: Om habría ganado mucho más si se le hubiera dado más protagonismo a la ascensión del monte, se hubieran eliminado bastantes planteamientos filosóficos-reflexivos, y se hubiera restado protagonismo a muchos personajes para favorecer solo a los principales. No obstante, el libro es útil como manual de instrucciones a seguir en caso de que algún incauto quiera probar fortuna ascendiendo el Olimpus, o al menos imaginárselo. 

Puntuación: 5/10

Óscar Bribián