la llamada

Opinión:

Pocas veces leo novelas donde aparentemente el protagonista es uno (en este caso Gracia) y en realidad no es más que el puente entre el otro protagonista (la voz del teléfono y narrador de la historia) y un tercero (en este caso será un agente norteamericano). Y el giro me ha gustado a pesar de que no era lo que esperaba.
 
No puede decirse que sea una novela de ciencia ficción al uso, no hay acción porque prima sobre todo la información y la impresión de participar en confidencias. Intimismo. Bien podría ser una novela intimista, y esto es lo que la hace especialmente particular.
 
Generalmente la gente espera de una novela de este tipo cierta acción, rapidez, muchos personajes que simulen un caos general... un fin del mundo, vaya. Con esta me ha pasado como con el Premio Astro de Ficción Científica 2010 (en el que fui uno de los componentes del jurado) que desafortunadamente ha pasado tan desapercibido debido a la poquísima publicidad que se le dio (" La sombra de la luz", de Enrique Cortés, aunque en este caso su final contiene mucha más acción). Eso sí, los capítulos son cortos y esto evita que resulte pesado y, por el contrario, resulte rápida de leer, amena, sencilla y ligera, y por supuesto está muy bien escrita, aunque en su contra diré que a veces se repite un poquito.
 
Nos encontramos ante dos cosas importantes en la novela: un fin del mundo que se conoce de antemano -pero que conocen los extraterrestres, no los humanos- y el origen de la humanidad en La Tierra. Leyendo la novela de Olga Guirao he recordado esa hipótesis tan extendida que cuenta que a los seres humanos los crearon esos dioses llamados extraterrestres, y por ahí van los tiros. Resulta emocionante leer su versión y ver la ternura que se percibe desde los seres del más allá de la galaxia ante su osadía.
 
A mí, particularmente, me ha gustado, y como es una novela bastante corta (222 páginas, una diferencia enorme comparada con los tochos que se publican) y de capítulos también cortitos, me la he leído en tres noches. Y la sensación ha sido la de tres noches de confidencias, tres noches de sorpresa y de preguntas. Olga Guirao no tiene las respuestas, es una escritora, lo suyo es una novela, pero no puedes dejar de preguntarte si lo que cuenta no sería una posibilidad. Después de todo, ella no fue la primera en exponerla. Y eso, señores, lo hace muy interesante.
 
La parte emotiva viene de los propios protagonistas: Gracia Durán, desesperada y, no obstante, aferrándose a vivir su pena; el extraterrestre, desgraciado también pero con la esperanza de conseguir sus metas (tiene dos, si no consigue una conseguirá la otra, que le dejará en La Tierra en una búsqueda sin igual); y Walker Jones, el norteamericano, que representa una de esas decenas de historias que los oyentes de historias del misterio tan bien conocemos, la de un encuentro de cuarto tipo (hombre y extraterrestre) en su niñez que le avocaría a una búsqueda probablemente inútil el resto de su vida pero que también le condicionaría. Además, los tres protagonistas -incluido el extraterrestre- tienen sus propios dramas personales, de modo que entre esto y la forma de contar la historia de Olga Guirao, sí podemos decir que la novela es más intimista que de acción.
 
Y Dios... finalmente habrá un dios, el que todos pensamos o, quizás, otro.
 
Si todo esto no te provoca cierta curiosidad... Y añádele el final, pues hay sorpresa.
 
Anika Lillo