No hay tigres en Islandia

Opinión:

No se me ocurre otra manera de definir "No hay tigres en Islandia" que como una novela patchwork, ya que tal cual iba leyendo, era como si hubiera varias historias que serían como los retales de tela que se cosen entre sí para confeccionar una colcha multicolor.

Que eso ni es bueno ni es malo en una novela, puesto que, realmente, es bastante habitual encontrarse con varias líneas argumentales que confluyen en un momento dado, lo que muchas veces será en el desenlace.

Aquí no ocurre así, sino que hay algunas historias que aparecen de pronto y finalizan algo más tarde, pero que si no estuviesen no afectaría para nada en la comprensión de la novela, ya qe se trata de personajes secundarios.

A la vez, la trama principal, la que corresponde al protagonista, toma un estilo senoidal, con partes que no es que sean más interesantes, sino que tienen un efecto marcado en el desarrollo de la historia, mientras que otras son de perfil bajo o incluso nulo, pero están entremezcladas con las otras.

Así parece que el protagonista, más que evolucionar, tiene momentos más lúcidos, mientras que en otros se diría que ha perdido el norte, si no es que se ha perdido a sí mismo. En la comparación con los retales, en unos habría colores vivos y en los otros, desvaídos.

Otro detalle de esta novela es que hay un puñado de flecos, de cosas que ocurren, como serían palizas o asesinatos, pero de las que no se da explicaciones, aunque se deja suponer quién ha sido responsable, pero como la atribución es oscura o a destiempo, da la sensación de que se trate de lavar la imagen de ese personaje criminal, que es artero y vengativo como pocos.

El fondo de la trama, esos hackeos en busca de una organización que mueve los hilos del mundo y tiene a los políticos como títeres, es lo que mantiene el interés en lo que pueda ocurrir, puesto que con ese hacker, unas veces ingenuo y otras retorcido, puede ocurrir cualquier cosa.

Aunque no sea una novela redonda, que no lo es por esas alteraciones del ritmo narrativo, lo que sí puede decir es que "No hay tigres en Islandia" resulta una novela entretenida y que se deja leer.

Selin