Mientras alguien nos recuerda

Opinión:

La novela arranca con fuerza y pronto nos encontramos en plena investigación de asesinato; porque si algo queda claro en cuanto descubren el cadáver es que resulta imposible que la muerte haya ocurrido de forma accidental. Al frente de ella se encuentra el inspector Aparicio acompañado de Antonio Muñoz, un joven en prácticas e hijo del comisario, ambos tendrán que sortear los obstáculos puestos por el obispado. Un impedimento para conocer cierta información que, sin embargo, empieza a dar sus frutos cuando aparecen unas cuestiones de fondo que serán cruciales para tirar del hilo y acceder a una trama que va más allá del asesinato de la monja y con la que se obtiene una segunda lectura que corre de forma paralela a la principal.

A través de los distintos relatos recorremos la institución psiquiátrica y vamos dando forma a unos datos históricos que nos hablan de los diferentes usos que se le ha dado: desde las curaciones y el sistema de reeducación, en las internas menos graves; a los castigos, malos tratos, torturas y experimentos. Según avanzamos se van descubriendo algunos casos en los que se describe el infierno en el que se convirtió el manicomio, rozando lo espeluznante; si la enferma no estaba loca, terminaba estándolo por culpa del capricho de algunas monjas y de los medios que usaban. Una época marcada por los cambios que llegaron al final de la guerra civil española y donde queda reflejado el poder que tenían los altos cargos del Movimiento, quienes actuaban bajo sus propias leyes.

La intriga de cuanto sucede se va resolviendo a través de dos espacios temporales. En tiempo presente transcurre en los mismos muros pero reconvertidos en Biblioteca Municipal, al frente Irene Beltrán, quien entre otras ocupaciones tiene acceso a cuanto legajo antiguo cae en sus manos, siendo en varios de ellos donde empieza a tomar sentido una historia que precisa de una investigación más a fondo y con la que podemos ir completando las incógnitas que han ido quedando sin resolver. El ritmo que se vive durante la misma es frenético, saltando de un indicio a otro al tiempo que surgen nuevas averiguaciones, fruto sobre todo de las mentiras y medias verdades que les van contando los diferentes personajes en sus declaraciones, unas veces obligados y otras por propia voluntad.

Datos históricos y tratamientos psiquiátricos basados en hechos reales es el escenario donde se desenvuelven unos personajes de ficción que conviven en un periodo de incertidumbre que todavía no ha conseguido teñirse de gris y que hace que la intriga de esta novela sea, si cabe, más negra, al ser necesario levantar alfombras y despertar la memoria de quienes no quieren, o no pueden, recordar.

Una investigación de asesinato que, al igual que las historias personales de los personajes, atrapa en cada una de las distintas subtramas en las que se va dividiendo, convirtiendo la lectura en un interesante thriller policíaco que se desarrolla en un entorno histórico de sobra conocido pero no por eso menos impactante. Una novela que, además, recomiendo por su estilo narrativo.

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