Metrópolis. Una historia de la ciudad, el mayor invento de la humanidad

Opinión:

Ben Wilson ha escrito una verdadera proeza ensayística, porque ha convertido siete milenios de historia de la humanidad en un apasionante relato, poblado de datos, interpretaciones y referencias que permiten entender un devenir de la ciudad tan complejo como rico y diverso.

Es obvio que la humanidad vive en las últimas décadas un proceso de migración urbana masiva, pero es difícil entender la naturaleza y efectos de ese fenómeno sin adentrarse en las claves que desentraña este historiador. Como escribe el autor, que la economía global se haya decantado en favor de unas pocas ciudades, unas 440, en las que dentro de unos pocos años vivirá el 7% de la población mundial pero que representarán la mitad del PIB mundial, es una consecuencia de un proceso histórico en el que la densidad de la población ha jugado un papel determinante de la creación y distribución de riqueza.

La ciudad es una creación humana, y, como tal, sujeta a sus creencias, contradicciones, tensiones y necesidades, que en cada momento de su historia han condicionado a las personas en su manera de ser y estar agrupados en el mundo. No es posible entender una ciudad en un momento preciso del pasado, sin asomarse a sus condiciones materiales, pero también a su forma de organización social y con esta las ideologías dominantes.

Desde la remota Uruk, pasando por el jardín del Edén, Babilonia, Atenas, Estambul, Lübeck, Lisboa, Londres, Manchester, Paris, Nueva York, Los Ángeles hasta la actual "caldera" humana de Lagos, gracias a Ben Wilson podemos conocer el sutil hilo de la Historia que enlaza esos lugares.

Los mismos donde la prosperidad, la pobreza, la seguridad o la guerra, el hambre o la abundancia, la enfermedad y la salud, el desarrollo del conocimiento y la técnica, el comercio, la fe, la ambición, la necesidad o la vocación de expansión, el poder, forman parte de esa formidable historia que en esta obra se nos ofrece como un formidable, y a la vez riguroso, relato, para gozo de los lectores. Deteniéndose en el arte, en los hábitos sociales, en el consumo, en las formas de comunicarse y desplazarse, en el comercio y la actividad fabril, en despliegue de nuevas ideas que agudizan las contradicciones del momento histórico, nada escapa a la exigente mirada de Ben Wilson, que tiene toda la razón al describir la ciudad como el mayor invento de la humanidad, porque nada escapa a su influencia.

La prosa del autor es arrebatadora, gracias a un hábil ritmo narrativo que deja sin aliento al lector, que salta de una etapa histórica a la siguiente, ávido por conocer sus claves, por desentrañar las razones profundas que provocan sus cambios, y, con estos, sus efectos en la condición humana, como sucesivos peldaños de una escalera que nos conduce a un momento presente en el que la ciudad ha cobrado un mayor protagonismo social si cabe.

Es sin duda una obra magnífica para conocer la historia de las ciudades, desde una perspectiva divulgativa, amena, para nada académica, absolutamente fascinante. No se la pierdan.

Jorge Riet