me cuesta tanto olvidarte

Opinión:

Valorando del uno al diez, la separación es uno de los procesos que más estrés y angustia causan en una persona a lo largo de su vida y ninguna mujer que haya pasado por el pesar de una separación recordará ese momento como un estadio de felicidad, sino todo lo contrario. 
 
Cuando una pareja se rompe definitivamente, llega el terrible momento de afrontar un paisaje desconocido, que por ende se ha de cruzar esta vez en soledad.  Toda separación debe afrontar un periodo de duelo, el mismo que padecemos tras la pérdida de un ser querido en el momento de su fallecimiento, así de feroz resulta. Para algunas mujeres supone un abismo que se les hace imposible de visualizar o aceptar, no tan solo por la pérdida del estatus conocido; es habitual que cierto sentimiento de abandono surja de ese pozo del que parece imposible salir. 
 
Al ritmo de viejas canciones, la autora de esta obra nos descubre con paciencia y mucho cariño los entresijos de las relaciones más complicadas, y nos acompaña en el momento más duro por el puede atravesar una mujer tras la ruptura con quien hasta hace un instante fue su par.
 
La fórmula para superar ese dolor es atravesar todas las fases descritas en un proceso de duelo, y con esta premisa Mariela Michelena nos transmite además la esperanza de recuperar el valor personal y la autoestima que suele llevar aparejada una crisis de este tipo.  Toda ruptura debería pasar por dicho proceso de duelo cuando la intención consciente es cerrar un capítulo vital que ya no da más de sí, y tal vez cuando las separaciones van más allá de la simple angustia y se convierten en un cruel tormento, una mujer debería plantearse leer una obra como Me cuesta tanto olvidarte, que rebosa de ejemplos, razones y consejos con los que podrán sentirse identificadas.
 
La rabia, el desconcierto, la negación del primer momento darán paso -con el tiempo y la paciencia añadida- a otros sentimientos no menos duros, pero sí todos ellos esenciales para que la catarsis necesaria para salir de ese agujero negro se de al fin. 
   
Saray Schaetzler