Manual de museografía

Opinión:

Esta obra de un experto, ampliamente premiado a lo largo de su carrera, que incluso ha sido parte importante de la profunda y reciente remodelación del Museo Arqueológico Nacional, ha realizado intervenciones en espacios tan singulares como la Alhambra de Granada, que ha realizado casi trescientas exposiciones en todo el mundo, contando con una dilatada y reconocida carrera, permite hacerse una idea general de cómo diseñar los espacios expositivos de arte, tanto de la integración del propio museo en su entorno, como de sus interiores y espacios donde se ubican las distintas piezas.

Desde los visitantes hasta la iluminación, nada queda al azar y cada elemento cobra su propia importancia para garantizar que todo funcione con la precisión exigible, dada la importancia de las obras de arte que custodia y/o exhibe. Porque este manual se centra fundamentalmente en museos de bellas artes, arte contemporáneo, historia y arqueología, aunque el propio autor advierte de su interés práctico para otro tipo de museos, como los de ciencia u otras disciplinas que contengan objetos que no se consideran como obras de arte.

Una obra de carácter deliberadamente divulgativo, cuyo enfoque es esencialmente práctico, que acertadamente evita la ya rancia polémica sobre si los museos tienen hoy sentido, criticados por algunos porque creen que sólo obedecen a una cosificación de la cultura propia de las pulsiones clasificatorias decimonónicas, que nunca ofrecen más alternativa real que su gesto suficiente y engreído. El museo democratiza la cultura, ofrece la posibilidad de observar obras cuyos precios en el mercado son inalcanzables para la mayoría de la sociedad, y por tanto deben formar parte de las prioridades de instituciones públicas e incluso privadas, que deben esforzarse en esa exhibición del arte como un elemento necesario de la sociedad actual.

Pero es que además el público acude masivamente a las exposiciones más renombradas, ciudadanos de todas las edades recorren sus espacios, se detienen ante una obra de arte, se fascinan con un creador, incluso profundizan en el relato que justifica una escena, en el contexto histórico que explica un detalle, o se asoman a la vida del artista para comprender cabalmente la razón profunda de su obra. Como señala el autor, "la cultura nos enriquece y nos ayuda a aproximarnos a la felicidad".

Un manual que cumple perfectamente con su cometido, porque ofrece una visión sistematizada de los elementos más relevantes que han de ser tenidos en cuenta, por todos aquellos que tengan responsabilidades de gestión en estos imprescindibles contenedores de cultura. Los actores de una exposición, el traslado e instalación de las obras, la iluminación, los flujos de personas, incluso la comunicación de una colección, son parte de los asuntos que se tratan en esta obra y que resultan necesarios para los interesados en la museografía.

Eso que llama el autor los "cauces" de relación entre el visitante, el edificio y las colecciones, que permiten disfrutar de las obras de arte desde un punto de vista sensorial e intelectual.

Además de una cuidada edición, lógicamente exigible tratándose del tema del que se ocupa esta obra, su contenido se cierra con la descripción de la plasmación práctica de las ideas del autor en tres museos tan singulares como el Museo de Málaga, el Museo de la Alhambra y el Museo Arqueológico Nacional, que sirven de colofón perfecto a esta obra útil, oportuna y necesaria, para todos aquellos interesados en el apasionante y complejo universo de los museos.

Jorge Riet