Los «vicios» del ecologismo

Opinión:

Para responder a esa pregunta contenida en la sinopsis se despliegan capítulos que nos hablan de la naturaleza depredadora del capital, la necesidad de romper con las posturas más dóciles: se hablará de «estatismo ecosocialista», término acertado para describir esa especie de connivencia mal disimulada de la parte política que en teoría -y sólo en teoría- se toma el problema en serio. Alfredo Apilánez se pregunta si el ecologismo es coherente con su diagnóstico, si tal y como está implantado en nuestra sociedad es capaz de ofrecer soluciones reales a una crisis ecológica que pinta realmente mal. En los capítulos sucesivos el profesor explorará los límites y contradicciones de sus propuestas, esos «vicios» de los que habla el título. Se debatirá hasta qué punto hay una brecha entre el diagnóstico y las soluciones, y por qué el capitalismo feroz es el gran responsable de lo que ocurre.

Alfredo Apilánez, según se reconoce en la solapa de la propia publicación, investiga y publica sobre temas económicos, políticos y sociales desde una perspectiva de «izquierda transformadora que busca integrar las tradiciones marxista y anarquista». En un libro anterior (Las entrañas de la bestia) ha explorado los grandes problemas políticos de la sociedad contemporánea, para ahora aplicar esas teorías al deterioro natural y el acercamiento a la catástrofe. Simplificando mucho, la gran bandera que se despliega en el libro es que la solución ecológica pasa por un anticapitalismo radical. A lo largo del ensayo hay muchas llamadas de atención que alertan de un colapso civilizatorio e incluso de una extinción masiva de especies, entre las que por supuesto podría estar la humana. Profundo moralista, apela con frecuencia a lo largo del volumen a la idea de responsabilidad, distinguiendo entre un capitalismo barnizado por doctrinas como el ecosocialismo o la «ocurrencia» de la renta básica universal, mencionada como «ilusión paliativa», término claro e interesante.

Mientras se aboga por un ecologismo verdaderamente reformista, que prescinda de las inercias del capitalismo y no crea de manera ingenua en el sistema, se busca la utopía de una lucha por la naturaleza libre de atavismos y del paraguas capitalista, que todo lo absorbe, hasta lo aparentemente revolucionario.

Libro sin concesiones, de pensamiento libre y valiente, autónomo que cuestiona el statu quo y que invita no solamente al debate sino a la acción directa. No les dejará indiferentes, pues es pensamiento ecologista de alto octanaje.

Me permito finalmente una precisión a la edición: yo no habría incluido comillas en el título, algo que sin duda le resta fuerza, firmeza y elegancia al mensaje que transmite.

Rafael Ruiz Pleguezuelos