Los sueños de la primavera
Título: Los sueños de la primavera
Título Original: (Haru no Yume, 1984)
Autor: Teru Miyamoto
Editorial:
Hermida Editores
Colección: El jardín de Epicuro - Ficción
Copyright:
© 1984, Teru Miyamoto
© 2022, Hermida Editores (de la presente edición)
© 2022, Daniel Villa y Makiko Sese (de la traducción)
Edición: 1ª Edición: Septiembre 2022
ISBN: 9788412455472
Tapa: Blanda
Etiquetas: novela narrativa novela psicológica Japón contemporánea yakuza mafia muerte deudas reflexiones suicidios depresión lagartos hoteles literatura japonesa reencarnación familia
Nº de páginas: 315
Argumento:
Tras la inesperada muerte de su padre, recae sobre Tetsuyuki Iryō el deber de saldar las deudas económicas que su progenitor había contraído. Perseguido por sus acreedores y por los yakuzas, el protagonista abandona la vivienda familiar y emprende una nueva vida como botones en un hotel de Ōsaka. Alejado de su madre y de su prometida, y tras un accidente por un corte de luz, Iryō encuentra en su apartamento un peculiar compañero: el lagarto Kin. El pequeño animal, clavado en una columna y sin posibilidad de huir, se aferra a la vida desesperadamente y termina siendo el mayor apoyo para el protagonista de "Los sueños de la primavera".
Teru Miyamoto, galardonado con el Premio Osamu Dazai y con el Premio Ryūnosuke Akutagawa, propone en esta novela un acercamiento al tema de la muerte en el Japón contemporáneo.
Opinión:
Angustia. Eso es lo que he sentido durante la lectura de "Los sueños de la primavera". La primera frase de la novela ya concentra ese sentimiento: nos propone una imagen típicamente japonesa, la de los pétalos de cerezo que caen durante el crepúsculo vespertino. Un crepúsculo que parece no terminar nunca, pues quizá sea el crepúsculo de la vida, el ocaso que se cierne sobre un hombre -y también sobre un lagarto- que se niega a morir. Y lo peor es que el problema no debería haber sido suyo: Tetsuyuki Iryō, el protagonista de esta historia, hereda las deudas de su padre. Incapaz de pagarlas, empieza a ser víctima de acoso y persecuciones por parte de los acreedores, que envían incluso a yakuzas para reclamar el dinero. Preocupado por su seguridad y por la de su madre, Iryō abandona la vivienda familiar y se traslada a Ōsaka, donde empieza una nueva vida como botones en un hotel. Todo normal hasta ahí, pero falta añadir los dos componentes más angustiantes de toda la novela: la pequeña, destartalada y claustrofóbica habitación en la que vive el protagonista y el lagarto que habita en ella y que, por una serie de fatales coincidencias, queda atravesado por un clavo, inmóvil, colgado en la pared, pero reticente a morir.
La muerte no amenaza sólo al pequeño lagarto, sino que en "Los sueños de la primavera" se concentran toda una serie de personajes que sienten cercano el ocaso de la existencia. Isogai, un compañero de trabajo del protagonista, se resiste -por miedo- a someterse a una operación de corazón sin la cual podría morir en cualquier pequeño esfuerzo. Si en su caso hay una tensión entre el deseo de vivir y el miedo a no hacerlo, en el caso del matrimonio Lang, una pareja de alemanes que visita el hotel de Ōsaka, la situación es muy distinta. Rechazados por su hijo y reacios a su anodina vida europea, la pareja acude a Japón en busca de un lugar donde morir en paz. Ahora bien: frente a estos personajes, que encarnan las distintas caras de la fatalidad, se yerguen otros que transitan senderos menos arriesgados: Yōko, la prometida del protagonista, que lo visita recurrentemente en su nuevo domicilio; su madre, en busca de un nuevo proyecto de vida que pueda proporcionarle algún bien a su hijo; y también un íntimo amigo de Iryō, que lleva una vida apacible y mantiene la conciencia tranquila gracias a las enseñanzas del Tannishō, una de las obras clásicas del budismo japonés.
La novela, que se publicó originariamente bajo el título de "La habitación" ("Seisoku") en la revista literaria "Bungakukai" entre 1982 y 1984, recrea un profundo sentimiento de ambigüedad ante la vida, ejemplificado mismamente en esos dos títulos que acuñó el autor. Si el primero, centrado en el espacio físico y angustiante, ponía el foco sobre una realidad opresiva, más conectada con la muerte que con la vida, el título actual recupera una mirada esperanzada, encarnada en una primavera soñada que habrá de florecer cuando termine el invierno de la vida. Ideas ampliamente difundidas en Oriente, como la reencarnación o un ciclo de la vida basado en el eterno retorno, se hallan presentes tanto en la mentalidad del protagonista como en sus conversaciones con el resto de personajes, donde se recrea un pensamiento filosófico de gran valor para las corrientes existencialistas contemporáneas.
Con su peculiar reflexión sobre la vida, encarnada en un lagarto que se resiste a morir, "Los sueños de la primavera" de Teru Miyamoto es una magnífica novela que disfrutarán todos los lectores aficionados al mundo nipón: un ejemplo excelente de la mejor literatura japonesa contemporánea.
Darío Luque
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Comentario de los lectores:
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