Los sin ver

Opinión:

El mundo presentado en "Los sin ver" es una distopía bastante drástica. La altura determina el status de las personas: cuando más alto viven, mejor es su clase social. A la altura del suelo y pisos inferiores, además, los habitantes solo pueden salir por la noche, lo que hace que nunca haya contacto entre ellos. Dado que es imposible ir de un nivel a otro, es un poco chocante, porque aunque salieran de día no podrían tener contacto con los diurnos, pero eso hace que las barreras sean aún mayores.

También hay un control absoluto de la población. Les dicen qué horarios deben seguir (hasta cuándo se pueden emborrachar), cuánto tiempo tienen para ducharse, qué deben comer... Cualquier infracción es castigada y, por supuesto, los disidentes son eliminados, teniendo las autoridades infiltrados entre la población, además de haber delatores corrientes que solo quieren conseguir un buen expediente, lo que hace que las amistades sean superficiales y que nadie confíe en los demás.

La historia va pivotando entre cuatro personajes muy diferentes y con distintas posiciones en el mundo nocturno y diurno: gente normal que se ve en una posición en la que puede acabar muerta (Oscar, un viudo obsesionado con viajar al pasado para encontrar una forma de cambiarlo y avisar a su esposa; y Paloma, una profesora de pintura enamorada de uno de sus alumnos), autoridades (Matías, un infiltrado) y resistencia (Aurora, la líder de una organización que lucha contra el sistema).

Todas sus historias tienen una fuerte conexión que vamos descubriendo conforme avanza la trama, que al principio tiene secciones más largas presentando a los personajes y luego cambia de punto de vista con cada vez mayor frecuencia. Según avanza el libro, se va volviendo más interesante y engancha más al lector.

Todo está muy bien hilado y al final llegamos a un desenlace sorprendente, me sobraron quizás los últimos puntos de vista, porque no aportan nada a ese "después" que queda flotando en el aire y que no acaba de pintar muy bien. Pero en general lo he disfrutado mucho y merece la pena darle la oportunidad.

Déborah F. Muñoz