Los señores de la muerte

Opinión:

"Los señores de la muerte" es una historia que tiene todos los elementos que hacen especial a Olivie Blake llevados al extremo, para bien y para mal.

Los personajes son complejos y tienen sus defectos. Cada uno cuenta con sus propias motivaciones y maneja una agenda propia al margen del resto, lo que hace que a veces haya cierto conflicto entre ellos. Además, hay temas del pasado que se revelan con cuentagotas y que van haciendo que las piezas encajen poco a poco, dando sentido a la relación que hay entre unos y otros.

Debo decir que la variedad y excentricidad de muchos de los personajes, que van desde arcángeles hasta seres de agua, pasando por dioses de distintas mitologías y todo tipo de criaturas, sorprende gratamente, ya que además están tratados de forma muy fresca y original.

No obstante, la autora tiene sus claras preferencias, lo que hace que en algunos de ellos hay más desarrollo que en otros, y en esos últimos sientes que te falta información para entender ciertas cosas. Las relaciones entre todos, por otro lado, son interesantes y bonitas, pero hasta cierto punto predecibles y, como esas relaciones influyen mucho en la historia, la historia se vuelve predecible en consecuencia.

La narración también combina, como en otros libros de Blake, partes narradas con diálogos y estructura teatral. Eso, sumado a que los personajes son un poco excéntricos, hace que nos encontremos con diálogos divertidos y ágiles, pero un tanto agotadores. Además, hay bastante desequilibrio, con partes más lentas y, sobre todo al principio, que no conoces el mundo y sus reglas, es inevitable que el lector se sienta muy perdido y confuso tanto respecto a los actores de la trama como a lo que está pasando.

Por otro lado, igual que los personajes son muy originales, la historia también lo es, no solo por el componente de humor, sino también por todo el tema del juego de los inmortales y las reflexiones que este arranca. Está todo muy bien pensado y, aunque algunos flecos se resuelven de forma demasiado conveniente, la madeja principal es coherente y sólida.

En definitiva, es un libro con sus más y sus menos, aunque pesa más lo positivo y creo que es de esas novelas que ganan con una segunda relectura.

Déborah F. Muñoz