los monstruos de templeton

Opinión:

Para ser el debut literario de Lauren Groff una no puede más que aplaudirle el talento indiscutible que tiene. De hecho muchos decimos aquello de “ya me gustaría a mí escribir como tal persona” (generalmente nombres muy populares) pero leyendo a Groff, también muchos nos conformaríamos con conseguir una novela como la suya. Y es que lo tiene todo.
 
Si bien el título “Los monstruos de Templeton” y parte de la sinopsis de la novela (así como comentarios de otros escritores como Stephen King) puede hacernos pensar que es una novela de misterio y terror con monstruos espeluznantes y fantasmas acosadores, crímenes horribles y otros tantos ingredientes dignos de una novela de horror, no lo es en sí, y en cambio lo tiene todo.
 
Tenemos monstruos, en efecto, y crímenes, fantasmas, personajes que hacen arder sin control las casas mediante piroquinesis, relaciones extramaritales incluso con niñas, jefes indios y supervivientes, tunantes, envenenadoras, ladrones que esperan dar un braguetazo, prostitutas y marimachos, venganzas… absolutamente de todo, y nada parece sobrar.
 
De hecho esta es una de esas novelas a las que no le sobra ni una sola página, y eso es mucho decir. Es un gran piropo que refleja el talento de esta autora neoyorquina.
 
Lauren Groff quería  hacer un homenaje a su pueblo, Cooperstown (Nueva York), y para hacerlo lo convirtió en Templeton. Se basó en los fundadores de Copperstown para crear su saga y curiosamente nos regala imágenes (viejas fotografías o pinturas en blanco y negro) con nombres y apellidos para que tengamos más presentes a sus personajes. Si en la historia de Cooperstown había un conocido escritor, Templeton también lo tenía. Y le ha salido redondo.
 
A unas cien o ciento cincuenta páginas por día he ido con “Los monstruos de Templeton”. No siempre se tiene tiempo pero lo cierto es que pierdes el sueño leyendo esta novela. No aburre, es más, tiene muchísimos momentos de humor. La propia Willie, nuestra joven protagonista, es imposible que te caiga mal. Enseguida le coges cariño y te conquista.
 
La estructura del libro es tan atractiva que te quedas pegado a sus páginas. Son ellos, los protagonistas viejos y nuevos los que en algunos capítulos te van contando su historia. Cada uno a su manera, cada uno de una forma. Y cada uno te cuenta algo muy concreto que hace que la historia avance. Nada de contar por contar, siempre hay un motivo por el que leemos algo. Y mientras tanto avanzas también con la parte referente a Willie, a ella con su madre y su amante actual, con su mejor amiga, con el tío bueno del instituto, con los bibliotecarios, con los Atletas (¡qué grandes!)…
 
Una novela de sobresaliente a matrícula de honor en un debut estupendo, sin duda.
 
Anika Lillo