Los caimanes

Opinión:

Rafael Ruiz Pleguezuelos

La editorial argentina Libros del Zorzal pone en librerías esta novela de Inés Arteta, finalista del premio BAN! de novela negra de Buenos Aires en 2014. Basada en una historia real que conmocionó al pueblo argentina, cuenta la historia de un asesinato producido en la alta sociedad, el de Felisa Morel (María Marta en la noticia real). Los indicios apuntan hacia un marido que tiene mucha prisa por tapar el suceso y que éste caiga cuanto antes en el olvido. Ese silencio rápido encontrará una resistencia en Clara de Marchi, amiga de Felisa que luchará por esclarecer las circunstancias de la muerte. Ella será la narradora de nuestra historia, en la que no encontramos solamente un devenir policiaco o detectivesco: importa mucho la crítica a esa sociedad superficial, basada en las apariencias y profundamente hipócrita que vive en countries (grandes urbanizaciones de lujo) y cuyas casas esconden grandes secretos. A Clara le extraña mucho la rapidez con la que el médico certifica la muerte y sus causas, y decide investigar por su cuenta. La sucesión de declaraciones de los testigos son algunos de los mejores momentos del libro.

Al leer "Los caimanes" no pude menos que recordar el éxito de algunas series televisivas que han tomado estos ambientes de urbanización acomodada (los parks ingleses y estadounidenses) para historias entretenidas y cambiantes con crímenes de por medio. Me venía a la mente la veterana Mujeres Desesperadas y la contemporánea Big Little Lies. El periódico La Voz de Argentina tituló la reseña de este libro de Arteta como "Lágrimas de millonarios", destacando también las características especiales que este tipo de personajes y escenarios confieren al libro.

La prosa de la autora es práctica y efectiva, sin grandes alardes técnicos. Algo desnuda la prosa, casi esquemática. Se podría pedir más detalle y una expresión de más riqueza. La historia resulta interesante en la pintura del lujo del mundo de las urbanizaciones exclusivas, esa sociedad de apariencias en las que hay muchos secretos escondidos debajo de las alfombras.

Rafael Ruiz Pleguezuelos

Jorge Riet

Hay literatura que retrata un tiempo y lugar con una precisión impecable. Esta novela es un buen ejemplo. Al menos, de un microcosmos donde una muerte imprevista sirve al lector para introducirse en un pequeño universo cerrado, gobernado por una ley y moral propias, definidas por una rancia conciencia de status que le separe de ese mundo peligroso, sucio, pobre, que se agita fuera de sus muros.

Esas urbanizaciones cerradas, vigiladas, presuntuosas y clasistas que se diseñan, construyen y viven como una trinchera donde refugiarse del campo de batalla de la vida cotidiana. Esa donde las relaciones sociales se definen por el interés, la imagen, la endogamia, la sensación de seguridad e impunidad, la mentira, las convenciones más ridículas o tradicionales, el ocultamiento y la oportunidad, esa que sólo posible para los iniciados y aceptados.

Una novela que nos sumerge en ese espacio cerrado en el que una muerte de una mujer sirve de argumento para desnudar la hipocresía de esa clase social y su pequeña burbuja de realidad, que resiste solamente gracias al pacto de silencio y sumisión de sus habitantes, que se saben privilegiados, pero a la vez condenados al peaje de unas leyes que impone la jerarquía no escrita en ese microscópico espacio empeñado en esconderse de su contexto exterior.

Arteta recurre al personaje de la mejor amiga de la fallecida, obsesionada en confirmar sus sospechas de un crimen tapado por esa lógica impenetrable, en la que todos saben que la verdad tiene un precio inasumible y el silencio el premio de su cerrada normalidad.

Al margen de que hubiera sido de gran utilidad algunas notas de pie de página para entender algunas expresiones argentinas, el relato transcurre con buena tensión narrativa, definiendo correctamente la secuencia de personajes en una trama que arrastra al lector ansioso por conocer el final del enigma. Con una brillante construcción de personajes que, con sus características formas de ser y actuar, trenzan una historia colectiva dominada por la incomprendida búsqueda de una respuesta a una muerte inexplicable. Tan extraña como aceptada por ese código de silencio que define a los personajes.

Una novela tan negra como el alma de la mayoría de sus personajes, que nos ayudan a comprender esos guetos donde se esconden los privilegios, que hacen de la muerte violenta una incómoda molestia, aun a costa de una verdad que a sus ojos se manifiesta como radicalmente irrelevante e invisible.

Jorge Riet