Llámame Nice. Crecer en Guadarrama

Opinión:

Berenice, como la llaman sus padres y su amigo David llama Nice, nos cuenta el relato de su infancia y, más en detalle de su adolescencia, visto desde sus emociones y desde los recuerdos que mantiene a sus actualmente 30 años.

Con su relato pasamos por su infancia en un ambiente familiar, acogedor, de amor, en donde el cabeza de familia construyó un "reino" que "defendería siempre", bajo el voto que renovaba la familia cada 5 años de: "nuestra ley consiste en ayudarnos mutuamente, no atacarnos unos a otros, y tomar las decisiones consensuadas". En Guadarrama creció, aprendió a cuidar de sí misma, encontró la estabilidad y disfrutó de una infancia feliz entre naturaleza y animales.

Seguiremos por su adolescencia, el comienzo de su rebeldía ante lo que la rodeaba según ella empezaba a ser más consciente, convirtiéndose (aunque ya lo era de más pequeña) en una adolescente solitaria, algo introvertida, con la inquietud interna de cuál sería "el destino de su viaje"; su mundo con sus padres, ese del que todos los adolescentes reniegan pero al mismo tiempo sin querer perder el espacio con ellos, una protección que era importante y le angustiaba salir de ella; su amiga María, su amistad con David, alguien muy contrapuesto a ella pero con el que empezó a descubrir el mundo de los sentimientos y el no saber bien qué hacer con ellos, pero que le proporcionaba esa armonía necesaria para resolver las dudas y los temores a los que se enfrentaba por la edad. Sentiremos con ella ese baile de sentimientos de dejar atrás la infancia y querer hacerse mayor.

La acompañaremos en su proceso de maduración viendo como ella misma irá encauzando su destino, ese que no sabía qué le depararía; cuando estudie bachillerato, en su primer viaje con su amiga María antes de empezar la universidad, y en su estancia en Copenhague durante 3 meses de Erasmus donde conocería otras calles, otra cultura, otra forma de vida, y otro tipo de familia pero que no le gustaba a ella.

Sin embargo, lo más destacable es que siempre habrá algo que trastocará su "normalidad". Desde pequeña se verá atormentada por unas pesadillas recurrentes donde se le aparecen dos figuras enigmáticas sin saber bien quiénes, qué querían y por qué estaban ahí. A esto se añadía la sombra de su tía Sandra, la hermana de su madre, que sin saber por qué, creaba en el entorno familiar una atmósfera rara, algo "chungo" se cernía sobre ella, sin llegar a conocer pues sus padres la protegían de ello. Tanto secretismo no la venía bien, necesitaba comprender las razones de sus padres al por qué esa persona trastocaba su "reino". Nice desarrollará los peores sentimientos hacia ella, además irán in crescendo. Su relato ocupa una parte importante en la narración por la estela negra que proyectaba en su familia hasta que ese sentimiento lo hace extensible a ellos. A la mitad del relato el lector va a empezar a intuir qué se esconde tras esta situación.

La realidad le dará de bruces en la cara arrastrándola hasta el mismo infierno que se auto impondría el huir para alejarse de todo eso; tendrá que coger fuerzas, quizá madurar, para regresar y enfrentarse a esa realidad. La llevaría años "perdonar" y romper esa coraza insensible con la que se protegió. Solo una nueva razón de vivir le hará volver a sentir.

Nice no acostumbra a hablar de sus sentimientos, por eso escribió este diario desde niña, con sus ideas, sus miedos, sus demonios, y esa vorágine de sentimientos -es curioso que a veces nombra a sus padres por su nombre propio cuando nos habla de ellos-. El relato lo componen capítulos cortos y frases muy cortas desde el punto de vista sintáctico, como cortantes, que reflejarán ese "malestar" interno en el que se verá atrapada durante su juventud.

Es una historia muy emocional, personajes con una fuerte carga psicológica (su autora es trabajadora social y tiene experiencia en desarrollo emocional, de ahí que en sus novelas trabaje en profundidad las emociones de sus personajes). Nice tendrá que aceptar las cosas tal y como son porque: 

"La realidad a veces es confusa, pero es la que nos toca"; "la vida se vive, no se psicoanaliza".

Belén Flores