Las vidas que no viví

Título: Las vidas que no viví
Título Original: (Las vidas que no viví, 2023)
Autor: Patricia Almarcegui
Editorial:
Candaya
Colección: Candaya Narrativa
Copyright:
© 2023, Patricia Almarcegui
© 2023, Editorial Candaya, S.L.
ISBN: 9788418504617
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia recuerdos Oriente crisis duelo mujeres Historia narrativa Irán literatura española novela corta novela sentimental viajes incendios embarazo emociones naufragios pasado Menorca traumas abuelos y abuelas migraciones desigualdad contemporánea
Nº de páginas: 139
Argumento:
Anna regresa a la isla de Menorca embarazada y en medio de una crisis íntima; Pari llega a la misma isla desde Irán, tras abandonar su vida familiar y a la espera de un visitante que encarnará su horizonte de expectativas para el futuro. Ambas mujeres se encontrarán en el huerto del viejo hotel Torrepetxina, vacío durante décadas, ocupado por un grupo de amigos y ahora a punto de ser demolido. En su encuentro, cada una de las dos protagonistas traerá consigo un bagaje emocional y personal que se plasmará en una retahíla de estampas y relatos en torno a Menorca e Irán. Así, escenas históricas como naufragios, incendios e invasiones se cruzarán en estas páginas con los conflictos íntimos a los que deberán enfrentarse las dos mujeres, tales como el problema de la vivienda, la migración y el duelo.
Tras el éxito cosechado por "Cuadernos perdidos de Japón", la escritora Patricia Almarcegui regresa al ámbito de la ficción con una novela que no esconde su deuda con la prosa de viajes.
Opinión:
A día de hoy, el nombre de Patricia Almarcegui es ya indisociable de la literatura de viajes, género al que ha aportado algunos de los libros más celebrados de los últimos años, como "Una viajera por Asia Central. Lo que queda del mundo" (2016), "Conocer Irán" (2018) y "Cuadernos perdidos de Japón" (2021). También desde el ámbito académico y divulgativo ha reflexionado sobre éxodos y migraciones desde ensayos muy recomendados, como "Alí Bey y los viajeros europeos a Oriente" (2007), "El sentido del viaje" (2014) y "Los mitos del viaje" (2019). Pero su amor por el viaje trasciende las fronteras de la realidad y cruza hasta el ámbito de la ficción, desde el cual sigue difundiendo, con su mirada atenta y curiosa, el imaginario poético que revela Oriente en su encuentro con los viajeros occidentales. Lo hizo primero con "El pintor y la viajera" (2011), una excelente novela que narraba el encuentro entre el pintor francés Ingres y la intrépida viajera Lady Montagu. Ahora, sin dar la espalda a la narrativa de viajes, nos ofrece un relato lírico y sentimental en el que la prosa hermana a dos lugares de muy distinta cultura: Menorca e Irán.
"Las vidas que no viví" se abre con la trágica escena de un naufragio. El Général Chanzy, un buque transatlántico francés que cubría la ruta entre Marsella y Argel, naufragó frente a la costa de Menorca en febrero de 1910 a causa de las malas condiciones meteorológicas que había esa noche. De los más de 150 pasajeros que llevaba en ese momento el buque, solo uno sobrevivió y encontró refugio en los acantilados de la isla y en sus calas, hasta llegar al poblado más cercano. El regreso de Anna a la isla, embarazada y en busca de respuestas a su crisis personal, tiene también mucho de naufragio, así como los intentos de Pari para sobreponerse a las adversidades de la vida en su Irán natal. Ambas mujeres, a quienes se nos presenta escalonadamente a lo largo de capítulos en apariencia inconexos, coincidirán en el huerto del viejo hotel Torrepetxina, vacío durante décadas y ahora a punto de ser demolido por las ambiciones de una inmobiliaria. De la misma manera que en Menorca siempre acaba saliendo el sol y regresando la calma tras la tormenta, el huerto del hotel representará para las dos mujeres un oasis, un símbolo de esperanza en medio de las dudas que siembra la vida.
Cada una de las dos protagonistas acude a la isla cargada con un bagaje formado por recuerdos y emociones que el lector podrá ir desentrañando a lo largo de la novela. Así, desde los primeros capítulos asistimos a las memorias familiares de Anna en su paraíso insular, acompañada de sus hermanos y rodeada por las playas inolvidables de Algaiarens y de Son Saura. No mucho después, descubrimos también el pasado de Pari, primero en los campos de azafrán que cultivó su madre, luego en su infeliz vida familiar y en el salón de belleza que montó con sus propios esfuerzos. Estos recuerdos se cruzan con otras escenas que, como la del naufragio antes mencionado, vienen a crear una atmósfera simbólica y un entramado de correlatos con las emociones de los personajes: el interés del Sah Naser ad-Din por la fotografía, el incendio de un pozo petrolífero en Aghajari, la migración iraní en las islas Baleares y la fe bahaí, etc. Todo ello no hace más que construir los cimientos para las historias sentimentales que cada una de las dos protagonistas lleva dentro, y que irán revelándose a medida que avancen en su estancia menorquina: por un lado, el embarazo de Anna traerá el recuerdo de un embarazo anterior; por otro, la llegada de Mana despertará en su abuela los recuerdos de su propia infancia.
Con la misma sutileza que muestra en sus libros de viajes, Patricia Almarcegui construye en "Las vidas que no viví" una novela delicada y sentimental que nos enfrenta con algunas problemáticas contemporáneas, como las desigualdades de género, las migraciones, las dificultades para acceder a una vivienda o las huellas del trauma.
Darío Luque
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Comentario de los lectores:
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