Las recolectoras de hilos

Opinión:

"Las recolectoras de hilos" es una novela escrita a cuatro manos por Alyson Richman, reconocida autora de bestsellers, y Shaunna J. Edwards, para quien es su primera novela.

Siempre me llama la atención los libros escritos por dos (o más) autores. Esta vez, me sorprende la capacidad de Alyson Richman y Shaunna J. Edwards para compaginar tan bien sus estilos, sin que en ningún momento se note el cambio de una a otra o haya algo un poco más llamativo de una u otra. Además, se nota en ambas el gran trabajo de documentación, tal y como indican en "Notas de las autoras", tanto en otros libros, como en experiencias y testimonios personales.

La narración por parte de Alyson Richman y Shaunna J. Edwards me ha resultado muy amena y envolvente. Aunque he de reconocer que al principio me ha costado engancharme un poco a la historia, no sabía qué camino iba a tomar y por momentos me temía que fuera más una lectura histórica que con otro trasfondo. Por suerte, poco después empecé a conectar con algunos de los personajes y a perfilarse la historia completa.

"Las recolectoras de hilos" está basada en la Guerra de Secesión, en 1863 con Estados Unidos dividido por ambos bandos de la guerra. Los protagonistas principales son Stella y William, ambos esclavos; Jacob, soldado del ejército de la Unión, y su esposa Lily. A pesar de las diferencias sociales, William y Jacob comenzarán una bonita amistad en medio de la guerra. Mientras, Lily espera en casa el regreso de Jacob, y Stella, gracias a la información que obtiene de su esclavista, borda mapas para ayudar a otros esclavos a huir. Hay otros personajes, como pueden ser el pequeño Teddy o Ammanee, que tienen un papel importante y sin duda llegarán a tocar el corazón del lector.

A lo largo de la historia de "Las recolectoras de hilos" encontraremos escenas muy duras, como el trato a los esclavos en las plantaciones o durante la guerra, enviados a una masacre segura como si sus vidas no importasen nada, como ocurrió durante la batalla de Port Hudson. Por otro lado, tenemos también la situación de las mujeres de Rampart Street, como Stella. La mayoría de ellas fueron subastadas y compradas por sus "amos", para posteriormente satisfacer las necesidades sexuales de estos. Mujeres como Ammanee, Janie o la propia Stella que no podían amar a quienes quisieran, ni formar una familia, ya que en cualquier momento podían ser de nuevo vendidas y separadas se sus seres queridos.

Por otro lado, a través de Lily, el lector descubrirá la falsa realidad sobre la que muchas mujeres y hombres vivían "alejados" de la guerra. Gracias a su posición, no pasaban tantas necesidades, y a pesar de las cartas que recibían de sus maridos del frente, nada les hacía imaginar el horror real. Lily y un grupo de mujeres de Nueva York confeccionaban edredones para los soldados del frente, con cortinajes y ropas de todo tipo, vendas para mandar a los hospitales. Pero cuando Lily sale en busca de su esposo y se enfrenta al horror, descubre todo era una nimiedad comparado con la realidad. Las vendas habrán ayudado, sí, pero la muerte, las cicatrices y las amputaciones eran el plato de cada día en los hospitales.

A pesar de la dureza de la historia, "Las recolectoras de hilos" es una historia preciosa de amistad y esperanza. William y Jacob entablan una amistad con la que, sin saberlo, se salvarán la vida el uno al otro. La amistad va más allá de las clases sociales o del color de la piel. Lo mismo ocurre con Stella, quien ayuda con lo poco que tiene, deshilando un chal, o una colcha para bordar unos pequeños mapas, lo único que muchas familias tienen para mantener la esperanza de poder ayudar a los suyos. Pero a través de Jacob comprueba que quizá todos esos mapas han sido más valiosos y han ayudado a más personas de las que inicialmente pensaba.

La historia de William y Jacob, y posteriormente el reencuentro de William y Stella, me ha mantenido en vilo toda la lectura y no he podido evitar emocionarme en las páginas finales.

"Las recolectoras de hilos" es una historia de ficción histórica con la que no olvidar el horror que vivieron miles de esclavos, tanto por el trato en las plantaciones como durante la guerra.

Vane Gómez