las fosas de franco

Título: las fosas de franco
Título Original: (las fosas de franco; los republicanos que el dictador dejó en las cunetas)
Autor: Emilio Silva
Editorial:
Temas de Hoy
Copyright: Edición: Enero 2009 en esta presentación
Primera ed. Marzo 2003
Género: Historia / Ensayo
ISBN: 978-84-8460-767-0
Etiquetas:
batallas
dictadura
época franquista
franquismo
guerra
guerrilla
historia
periodismo
política
reportaje
Argumento:
El argumento de este libro lo aclara perfectamente el título. Transcribo
unas palabras que aparecen en el prólogo de
Emilio Silva (edición 2009) y otras
escritas en el de la primera edición de 2003 por
Isaías Lafuente.
“...Durante décadas las consecuencias de innumerables violaciones de los derechos
humanos cometidas durante la guerra de 1936 y la dictadura sólo eran visbles desde
el presente de forma descriptiva, sin que se investigaran los crímenes como tales,
sin que fueran tratados como delitos, como si las trágicas consecuencias del pasado
se hubieran quedado allí, en el tiempo en que sucedieron y no hubieran sido arrastradas
por la memoria de miles de familias hasta nuestros días...” (Emilio Silva.
Enero 2009).
“... ¿Puede un país democrático permitir que miles de ciudadanos asesinados como
animales por un régimen dictatorial permanezcan enterrados al borde de las cunetas?
¿Puede soportar que eso suceda mientras quien amparó y propició la matanza descansa
bajo el altar mayor de una basílica cristiana?...” (Isaías Lafuente. Marzo
2003).
Emilio Silva, en el año 2000, viajó hasta El Bierzo con objeto de
documentarse para un reportaje. Buscaba personas que hubieran vivido la guerra y
posguerra en los alrededores de Pereje, el pueblo en el que su abuela tuvo que refugierse
con seis hijos cuando su marido fue asesinado... Poco a poco, el autor descubrió
que las palabras pronunciadas por un anciano lugareño: “Hay más muertos fuera del
cementerio que dentro” eran horrorosamente ciertas.
Emilio Silva empezó a interesarse más en el tema y se propuso rescatar
los restos de su abuelo, fusilado al borde de una cuneta y dejado allí, junto a
otros trece hombres acribillados por falangistas. Esa labor despertó el interés
de cientos de personas en toda España, que se pusieron en contacto con él y comenzaron
a moverse para recuperar del olvido e identificar a muchos seres queridos que la
dictadura había convertido en anónimos y sepultado en fosas comunes. La primera
parte del libro comienza con esa búsqueda del autor, la repercusión, la asociación
creada y la difusión internacional.
La segunda parte de la obra es un recorrido geográfico, separada por comunidades,
en la que no sólo se describe la localización de algunas fosas comunes sino que
va acompañada de la historia personal de muchos de los detenidos, y es, sin duda,
la crónica del horror... Una joven muerta con su bebé, al que habían amputado los
testículos y puesto en la boca, un hombre asesinado por haber bautizado a sus hijas
con los nombres “Libertad” e “Igualdad” o masacres colectivas en plazas de toros
con el ensañamiento añadido de banderillear a los moribundos, son sólo una mínima
parte de lo que podemos leer.
El libro se completa con varios anexos entre los que se incluye el Auto del
Juez Garzón.
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Opinión:
Es una lectura escalofriante, sin duda alguna porque es verdad. Y esa conocida frase
“La realidad supera a la ficción” encaja perfectamente con el contenido de la obra.
Barbaridades se cometieron en los dos bandos, qué duda cabe, pero terminada la guerra
continuaron las matanzas impunes, la mayoría sin juicio. Y si muchos restos de combatientes
franquistas reposan bajo epitafios del tipo: “Caídos por Dios y por España”, miles
de republicanos o simples ciudadanos acusados de cualquier nimiedad, asesinados
impunemente, quedaron en las cunetas como perros sin nombre. Ese es el mensaje que
trata de transmitir el libro, ese y que las viudas e hijos de los “rojos” no recibieron
ayudas, como los de la parte nacional, y vivieron marcados toda su vida.
No sé si rescatar cuerpos de fosas comunes vale la pena o no, eso es algo que deberían
decidir las familias directas (si aún queda alguna) o sus descendientes, quizá constituya
un elevado coste identificar restos y trasladarlos a cementerios... Sobre eso no
voy a opinar, pero sí pienso que la memoria histórica debe rescatarse y conocerse.
No se trata de abrir viejas heridas a estas horas, pero sí de saber lo que pasó
realmente y no se nos ha enseñado en los colegios. Sólo el conocimiento de la verdad
puede cerrar llagas abiertas y servir de experiencia para que lo que nunca debió
ocurrir no vuelva a suceder. En España se ha hablado mucho de los desaparecidos
en Chile y Argentina cuando es evidente que “la piel de toro” está sembrada de cadáveres
sin nombre...
Sólo encuentro un pequeño “pero” en esta obra, y es que se ha quedado corta. Al
separar las historias por comunidades, de algunas se da muchísima información y
de otras muy poca, lo que puede conducir a engaño.
Recomiendo el libro sin género de duda. Es escalofriante y aterrador, pero se trata
de nuestra historia, por desgracia muy cercana en el tiempo y muy desconocida.
Pilar López Bernués
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